Revalorizando los detalles
La imagen que proyecta una persona ofrece mucha información sobre ella y moldea las impresiones que genera en los demás. Aunque algunos todavía la consideran algo superficial, tiene un gran impacto en todos los ámbitos en los que nos desarrollamos.
Mónica Melloni, miembro fundador de la Asociación Internacional de Consultores en Imagen (AICI), nos dice que con el paso del tiempo la gente ha desformalizado su presentación, generando confusión en los códigos que emite. Explica que transmitimos mensajes por la forma cómo nos vestimos, arreglamos y comportamos; por lo que, con la pérdida de la formalidad en el comportamiento y en la vestimenta, estos mensajes no resultan efectivos.
Señala que los aspectos principales que componen la imagen son: vestimenta y uso de accesorios, arreglo personal, lenguaje corporal, comportamiento social o protocolo y la forma de hablar y escribir. Cuando estos puntos son favorables el individuo es percibido de una manera positiva, logra interactuar y comunicarse mejor, beneficiándose así para conseguir sus metas.
En cambio, cuando una imagen no es la adecuada sucede lo contrario: la persona no consigue comunicarse adecuadamente, no es coherente con lo que pretende lograr y no puede convencer comparado con quien proyecta una imagen positiva.
Por Ariadne Gutiérrez