Desempeño laboral

Planear, entregar y rendir cuentas en forma efectiva. A unas cuantas semanas de haber comenzado el 2018, los pensamientos sobre la compensación o el incremento de sueldo llegan a la mente pero, ¿de verdad estás lista para rendir cuentas? Es natural que cuando se acerca la recta final del año, la mente se ocupe de las fiestas y no tanto de las expectativas que vienen.
Especialmente para las empresas que cierran año fiscal en diciembre, ese mes es clave para analizar cómo van a cerrar los números. Conocer cómo están las utilidades y cómo está el flujo de efectivo, es vital para poder enfrentar los gastos propios de la temporada, es decir aguinaldos, bonos, nómina, fiesta de fin de año y todas esas cosas que si no estuvieron bien planeadas, en vez de ser “la alegría de la temporada” pueden acabar siendo una pesadilla para un buen número de empresarias.

El aguinaldo, la nómina y los bonos son cuestiones que deben estar previstas en el presupuesto, pero los bonos al ser compensaciones variables, si no están claramente ligadas al cumplimiento de objetivos que aporten al crecimiento de la empresa, la gente puede interpretarlos como algo que “van a recibir indiscutiblemente”.

Si el sentir de tus empleados es este último, sin duda tenemos un problema que puede ser grave, porque quiere decir que la gente entiende que recibirá dinero haga o no su trabajo y que con “asistir a trabajar” es suficiente, en vez de que esté inmerso el concepto de desempeño laboral, de rendición de cuentas y que se respire una atmósfera en la que todos entiendan que la empresa tiene que estar bien para tener un beneficio económico. Por lo tanto, para que la empresa esté bien, yo tengo que cumplir con los objetivos a los que me comprometí, mismos que están ligados con la estrategia global del negocio.

Instalar esta cultura de ejecución y entrega de resultados no es un trabajo sencillo, de hecho puede tomar tiempo, pero hoy es el mejor día para empezar a hacerlo. Al final todos buscamos empleados comprometidos que estén dispuestos a dar el 100%. No nos interesan los mercenarios que sólo quieren dinero que puedan llevarse a su bolsa con el menor esfuerzo posible.

Cuando las personas que laboran en la empresa trabajan en lo que “creen que se tiene que hacer” y no en lo que la empresa necesita, y que además exigen ser “premiadas” por un esfuerzo aislado que poco o nada tiene que ver con los resultados reales de la organización, estamos todos perdiendo el tiempo y hablando distintos idiomas.

Planeación estratégica
Todo inicia con una planeación estratégica que permita visualizar la empresa que existe hoy en contraste con la empresa que queremos ser. De ahí se establecen las principales directrices que definen el horizonte al cual dirigir los esfuerzos. Una vez que éstas se comunican al equipo, es trabajo de ellos reflexionar, analizar y establecer los objetivos que se tienen que llevar a cabo para ir en línea con la organización. Hacerse estas preguntas pueden servir para tomar el camino correcto:

1.¿Por qué nos compran nuestros clientes?

2.¿Cuáles son sus principales inquietudes, necesidades, deseos y frustraciones?

3.¿Cómo podría nuestra empresa ayudarlos a resolver esas inquietudes?

4.¿Todos estamos de acuerdo que eso es lo que debemos hacer para crecer el negocio?

5.¿Qué es lo más relevante que tenemos que hacer como empresa para llevarlo a cabo?

 

Por: Rodrigo Calderón, Socio

Director en Ebena, Soporte Empresarial

 

 

 

 

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