El arte de la improvisación en los negocios

En términos concretos, es hacer algo que no se tenía considerado.

Imagine por un momento lo siguiente: Esta sentado en la Sala de Juntas reunido con sus socios, con los accionistas de la empresa, con el dueño o director de su empresa o bien, con sus propios trabajadores. Está a punto de presentarles el plan estratégico que ha venido desarrollando en las últimas semanas y que será la directriz para el rumbo de la organización por los siguientes dos o tres años. Sin duda un trabajo complicado pero importante.

Sin embargo, como pasa en el mundo actual, la única constante que existe es el cambio, el cuál no se puede predecir y por lo mismo, mucho menos anticipar. Y es entonces que de la noche a la mañana el plan trazado no puede cumplirse por que las variables que se manejaron en él se han modificado: un incremento no esperado en las tasas de interés, un alza de la gasolina, una modificación a una regulación económica, o bien, como ahora lo vemos, algún tipo de desastre natural, los cuáles no avisan y nos impactan de manera inmediata.

Aquí es donde comenzamos con los problemas, porque los principios de la teoría administrativa, los consejos de negocios y todo lo que enseñan en las escuelas colapsa porque no tiene explicación ante un mundo que desconocemos: el mundo de lo incierto. ¿Pero qué sucede entonces cuando las cosas no se dan conforme lo planeado? O mejor aún, ¿Qué sucede cuando las condiciones cambian de un momento a otro y no estamos preparados para ello?

Dicen que los verdaderos líderes surgen en la adversidad, porque es cuando se pueden probar sus verdaderas capacidades, y es una en particular que se presenta como la más importante: el arte de la improvisación.

Improvisar pareciera como algo trivial. Pareciera un principio que por nada debiera seguir un Director General al cuál se le exige que haga planes, que desarrolle estrategias y que ejecute. Pero, cuando el plan cambia, cuando las condiciones se modifican y el entorno es completamente diferente, quedan dos caminos: sentarse a esperar a volver a diseñar un plan que desafortunadamente nos costará tiempo y que perderá la oportunidad de su impacto o bien, pensar en alguna estrategia que funcione y que aproveche las circunstancias que hay, las arme como un nuevo rompecabezas y presente una nueva estrategia. Bienvenidos al arte de la improvisación.

La Improvisación en los Negocios
Si apelamos a la definición literal del concepto de “improvisación”, encontraríamos definiciones como la “realización de una cosa que no estaba prevista o planeada”, o bien, se dice que es “concebir y ejecutar cualquier acción de forma simultánea”. En términos concretos, es hacer algo que no se tenía considerado. Como muchas cosas pasan en los negocios y en la vida cotidiana, las cosas no se planean, o bien, se planean mucho y no siempre salen como se planean.

Esto ha ocasionado un desgaste real en la forma de ejecutar las estrategias por parte de las empresas en la actualidad, porque muchas de estas se han visto obligadas a reducir su tiempo de planeación y sobre todo, buscar formas diferentes de entender las variables que conforman el entorno. Esto es complicado si la empresa carece de procesos de análisis donde tenga claramente identificadas las variables que lo rodean, o más bien, cuando la empresa no está preparada por mucho para poder intentarlo.

Esta labor tiene que ser encabezada por una sola persona en la empresa: el Director General. Pero el intentar ser un “maestro de la improvisación” requiere identificar ciertos rasgos en el líder que lo hagan diferente a lo común, entre los cuales destacan:

•Cambio del esquema de pensamiento.

•Capacidad de respuesta.

•Proceso de análisis de alto nivel.

De lo Lineal a lo Irracional
Cuando la vida y los negocios se ven desde una perspectiva lineal, tradicional y esquemática, difícilmente existe espacio para la improvisación. Y eso complica cuando se requiere un cambio en la forma de trabajar. Romper el paradigma de lo tradicional, implica exigir a nuestra mente que se desdoble un poco para buscar soluciones diferentes, de impacto, pero sobre todo, fuera de lo planeado, fuera de lo ordinario.

Para llegar a este proceso se entrena. Se entrena planeando escenarios donde no se tiene el control. Se entrena haciendo simulaciones. Se entrena forzando a la mente a pensar “out of the box” (fuera de la caja). En la medida en lo que se logre esto, no volverá a sentirse preocupación cuando las variables cambien. Se sabrá que es el momento de pensar diferente.

Capacidad de Respuesta, Revolución a mil por hora
Acelerar el metabolismo de una organización le permite conocer su “capacidad de respuesta” ante cambios no esperados, es decir, se traduce en el tiempo de respuesta que tiene una empresa desde el momento en que se presenta una circunstancia adversa a lo planeado, hasta la presentación de una propuesta de solución. Sin embargo, esta capacidad de respuesta va de la mano con la capacidad de entender lo que pasa en el mundo exterior, procesarlo y actuar. Una alta capacidad de respuesta permite actuar antes que los demás, permite mover a la organización hacia un lugar donde no se tenía considerado y ser el primero. El adagio de que “el que pega primero pega dos veces” es de importancia cuando entendemos que mientras más rápido se actúe mucho mejor será. Y en el mundo de los negocios así funciona, solo quizás tendríamos que agregar que para pegar primero habrá que analizar las cosas más rápido y de manera profunda. Un error implicaría echar a perder una gran oportunidad.

Por: Aldro Álvarez Cruz

Director Capítulo México Competencia Gerencial Internacional

Director de Innovación y Competitividad, Instituto Guerrerense del Emprendedor

 

 

 

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