Hemos entendido la actividad de consultar una empresa como la acción de intervenir en los procesos de las unidades económicas, con la finalidad de mejorar lo que hacen y obtener resultados positivos, reflejados en productividad, eficiencia, etc. Esta actividad es muy loable, sobre todo cuando proponemos alguna acción específica que le permite al empresario transformar esas acciones en ganancias.
Consultoría como actividad
Ahora bien, en honor a la verdad, esta actividad como la conocemos y practicamos actualmente, está basada en un modelo que ya pasa de 150 años, (inclusive me atrevería a decir que muchos años más, si consideramos textos muy antiguos donde se hace mención a recomendaciones hechas por terceras personas a faraones sobre temas de políticas públicas) y es complejo que en un mundo tan cambiante donde la innovación es el pan de cada día, los consultores pretendamos seguir utilizando un modelo que podría ya estar un tanto desgastado.
Un ejemplo de lo que digo es el tema de la capacitación, el modelo tradicional donde un expositor pretende hacer la transferencia de conocimiento a un grupo de personas, a través del discurso y con apoyo de una presentación con diapositivas y un proyector. Hoy está siendo sustituido por el modelo MOOC (acrónimo en inglés de Massive Open Online Course), donde los participantes incluso comentan que prefieren este tipo de modelo de capacitación por su interacción con la tecnología a la que hoy estamos tan acostumbrados y tan dependientes de ella.
Es por esta razón, que la Consultoría debe plantearse la necesidad de innovar en el modelo de intervención que utilizamos en las empresas; aquí quiero precisar sobre el tema, no es que los consultores no trabajemos en pro de la innovación en las empresas, eso es parte de nuestro actuar diario; recomendamos, sensibilizamos y hasta concientizamos a los empresarios sobre los temas de innovación, tanto en generación de innovaciones como en transferencia de innovaciones, no obstante, a la hora de intervenir en las empresas nos volvemos ortodoxos en la implantación de un método y nos volvemos inflexibles, lo que ya no es tan congruente con la innovación. Por lo que los empresarios pueden tener la sensación de que el modelo o la metodología necesitan de un “refresh”.
En nuestra experiencia, hemos descubierto que, si bien no se tienen los grandes cambios o no son radicales los procesos de innovación en las empresas de Consultoría, si hay una mejora continua que al final se traduce en innovación, pero consideramos que debemos dar un salto aún más grande hacia la serendipia (descubrimiento o un hallazgo afortunado e inesperado que se produce cuando se está buscando otra cosa distinta.) en los procesos de innovación, que nos permita explorar en áreas como escuchar a los demás, dejarnos sorprender por el azar, pero sobre todo “pensar fuera de la caja”.
Hace cuatro años, de manera personal entendí mejor la mencionada frase. Tuve la bendición de ser invitado a participar en el programa de certificación de facilitadores Lego® Serious Play™ (LSP) y al ver las bondades de utilizar el juego serio en el proceso de intervención empresarial, me permitió vislumbrar la importancia de actuar todos los días como un pensador fuera de la caja, construir conocimiento a partir del conocimiento de los demás, resolver problemas en tiempo real, crear un ambiente colaborativo donde nadie persigue sus propias agendas, sino más bien buscando el bien común de la empresa, asegurando una comunicación y comprensión más rápidas y mejores, ya que utilizamos visualización 3D, gracias a los modelos que se construyen y a las metáforas e historias que se cuentan, esto también conduce a menos malentendidos.
Por: LAE. Juan Carlos Campos Aguilar, Facilitador certificado en Lego® Serious Play™.
Consultor certificado en las metodologías: PyMe-JICA, SIMAPRO, Harvard University Global Systems Tools®.