“Nuestra mejor publicidad debe ser nuestro servicio.”
Hoy en día el mercado está cambiando mucho más rápido y cada vez hay más opciones a elegir. Para lograr la plena satisfacción de los clientes actuales y potenciales, y seguir contando con su preferencia y lealtad, debemos ofrecer la más alta calidad en todo lo que hacemos, satisfacer sus requerimientos, además de un precio accesible. Las complejidades del entorno regulatorio, económico y competitivo han llevado a que pasemos de ser un mercado de productos y servicios, a otro en el que entra en juego una categoría nueva con enormes oportunidades: las enseñanzas. Las enseñanzas se han convertido en el elemento que marca las diferencias entre las ofertas de unas y otras empresas. Este es el momento de actuar y poner toda nuestra atención y trabajo en lo más importante para nosotros: Los Clientes.
La Enseñanza del Cliente
Abarca absolutamente toda la relación con ellos, puede comenzar cuando escucha nuestra publicidad, entra a nuestro negocio, y terminar cuando la refiere positivamente a otro cliente potencial, o bien cuando destroza su
imagen ante sus semejantes. Entre ambos puntos suceden una multitud de situaciones en las que la “Enseñanza del Cliente” se va fraguando, con base en diversos contactos clave entre nuestros clientes y la empresa.
La Enseñanza del Cliente engloba mucho más que el servicio, alude a emociones y sentimientos generados por la empresa, no sólo en el momento de la transacción. Cuidarla es vital, sobre todo, que en el contexto actual el
cliente exige más; si no se le proporciona un servicio de alta calidad, migra a la competencia con extraordinaria facilidad y en el que el factor precio, puede decidir muy poco. La misma Enseñanza del Cliente nos muestra que muchos de nosotros hemos experimentado al requerir un bien o servicio diversas situaciones que van desde el enojo o frustración, hasta un sentimiento de bienestar por el hecho de que además de cubrir nuestra necesidad,
tuvimos un trato que nos hace sentir importantes y diferentes.