Estos últimos días los diarios y noticiarios dedican parte de su contenido a la tan esperada Reforma Laboral, se percibe su cercanía desde que nuestro Presidente designó como “preferente” su discusión a las nuevas cámaras legislativas, y en cuanto comienzan a deliberar, se observa a la distancia no tan lejana, un sinnúmero de miembros de sindicatos que al unísono levantan su voz al: “No pasará”; claro refiriéndose a la reforma.
No es un tema nuevo, hemos escuchado los puntos de vista del sector empresarial, de las grandes centrales sindicalistas; de líderes; de empresarios; de abogados laboralistas; de políticos, y en menor medida de la academia; sin embargo, considero de gravedad que no se le haya dado la oportunidad de difundir el punto de vista a los especialistas en economía, quienes nos pueden hablar más claramente de la necesidad del trabajo actual, así como de la proyección de una reforma para recibir los resultados esperados.
Llama la atención que los argumentos de ambos sectores resultan altamente convincentes. Por un lado el sector empresarial apuesta por la reforma, ya que será importante para elevar los índices de productividad del sector industrial nacional, por lógica traerá un desarrollo macroeconómico.
Nuestra legislación actual es acorde a un sistema productivo utilizado sólo en la primera mitad del siglo XX. No resulta eficaz ni eficiente para los sistemas productivos actuales, los cuales necesitan una mayor flexibilidad en el empleo, movilidad del factor humano no tanpenalizada, horarios flexibles, y sobre todo personal multifuncional que desarrollé varias actividades referentes a la producción, y no tan especializado, el cual sólo efectué una actividad.
Estos argumentos tienen lógica, sustento, y razón sobre todas las cosas, es muy cierto que para competir en un mundo globalizado, debemos de implementar el factor humano de la manera más objetiva, para optimizar los procesos y tener el menor margen de desaprovechamiento de recursos.
Referente al recurso humano, en pocas palabras significa, tener empleados sólo en el momento que se necesiten y poderlos cambiar o alternar, así como las funciones de la empresa lo requieran. Desde luego todo con la lógica de un punto de vista económico, frío y calculador.
Para quienes defienden esta tesis, tienen razón, con una sola excepción; el trabajador, si bien es un recurso humano de la empresa, pocas veces nos detenemos a pensar en la segunda palabra del concepto, y es justo ese detalle donde se genera una división entre argumento a favor o en contra de esta Reforma Labora
Colaboración del Lic. Valente Quintana Pineda, Especialista en Derecho del trabajo
www.proteccionaltrabajo.org
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