“Toda organización debe ser consciente del tiempo que vale la pena invertir, antes de pensar en ahorrar el tiempo en todo lo que se hace.”
El bienestar y crecimiento de cualquier organización depende en gran parte de la correcta administración del tiempo, y es que sin importar la cantidad de capital financiero que respalde a la empresa, el tiempo es un recurso inelástico que debe aprovecharse al máximo bajo cualquier circunstancia que se enfrente. Como bien se dice “el tiempo es dinero”, y siendo así, lograr optimizarlo en las diferentes operaciones de la empresa, es una meta que nunca debe dejarse en segundo plano. Una de las soluciones propuestas por las tecnologías se enfoca en implementar sistemas informáticos que automaticen los procesos administrativos de las empresas, para que a éstas les sea más sencillo aminorar el tiempo utilizado en procesos de captura y puedan aprovecharlo en el análisis del negocio y otras actividades necesarias para una correcta planeación. A pesar de esto, el estrés en los procesos causado por el crecimiento o la demanda, hacen que esta propensión no tarde mucho en pasar de lujo a necesidad, por lo que aún con los grandes ahorros de tiempo que cualquier software pudiera dar, el correcto uso del tiempo aún representa un logro por alcanzar.
Acortar el tiempo no es garantía de darle un mejor uso
Hacer más en menos tiempo puede ser una premisa riesgosa si se pretende aumentar la productividad del negocio, ya que la probabilidad de errores y la disminución de la calidad en los resultados son solo algunas de las consecuencias que por lo general se presentan y generan inseguridad e incertidumbre que no siempre vale la pena pasar. Antes de acortar un proceso o implementar estrategias que permitan hacer varias cosas a la vez, hay que considerar que esto representa un arma de doble filo, en la que por un lado se puede producir más, pero por otra parte se corren diversos riesgos. Para evitar esto y acertar en la administración del tiempo es necesario un análisis más profundo de la situación.