Es evidente que México necesita más y mejor infraestructura, pero los recursos siempre son limitados y esta situación se hace particularmente evidente en un cierre de sexenio. Para poder concluir las obras prioritarias de una administración hay que tomar decisiones muy difíciles, sacrificando otras partidas del presupuesto.
Un análisis sencillo del Proyecto de Presupuesto de Egresos para el 2024 revela que se espera gastar $9, 066,046.00 millones de pesos (estamos hablando de 9 billones de pesos, es decir, 9 millones de millones de pesos).
El gasto más importante son las aportaciones y participaciones a estados y municipios que se lleva el 25% del presupuesto, seguido de las pensiones con un 20% aproximadamente. Si le sumamos PEMEX y CFE con el 12% del presupuesto, la deuda pública con el 11% y los organismos autónomos con el 2%, se ha consumido ya el 70% del presupuesto.
Habría que resaltar que del 2% que se va a los organismos autónomos, el Poder Legislativo, el Poder Judicial y la Fiscalía se llevan tres cuartas partes de este presupuesto, el resto va para organismos como la CNDH, el INE, COFECE, etc. Luego habría que considerar un efecto neto del IMSS e ISSSTE con otro 5% del presupuesto, lo que nos dejaría con menos del 25% del presupuesto para asignarle a las Secretarías de Estado.
El presupuesto que les queda es de $2, 208, 614 millones de pesos de los cuales Bienestar y SEP se llevan el 44% y los proyectos prioritarios de esta administración un 10% (solamente el 2% del total del Presupuesto de Egresos).
Varias Secretarías hacen otras inversiones en infraestructura, pero la parte más importante de ese presupuesto lo emplea para mantenimiento. Es así como podemos apreciar que el presupuesto remanente para la tanta infraestructura que nos hace falta es muy poco, es insuficiente. Diría el dicho popular: “No jalen que descobijan”.
El Presupuesto de Ingresos Un análisis similar al anterior revela que de los 9 billones de pesos que se tienen como Presupuesto de Ingresos para financiar los egresos, 55% vendrá de impuestos, 26% de cuotas, derechos, aprovechamientos, venta de bienes, servicios, etc. El 19% viene de actividades de financiamiento, deuda principalmente.
El 13% son ingresos de PEMEX y CFE, 3% lo estamos tomando del Fondo Mexicano del Petróleo, 2% se espera venga de la operación remanente del Banco de México y 1% de los ingresos del IMSS y del ISSSTE. Para tener más dinero para infraestructura, o para cualquier otra cosa, se necesitan más ingresos, o más deuda.
No se necesita ser economista para ver que la cosa no está fácil. Por una parte, la deuda es polémica, especialmente cuando los proyectos no son los que uno propuso, y por otra parte el incrementar los ingresos vía impuestos es un tabú en nuestro país
Por: Enrique Prieto Flores
Director General Key Capital, SAPI de C.V.