Es tiempo de crear para compartir, imaginar rutas para futuros posibles, construir razones para la esperanza, ser socialmente repsonsables y develar la formúla que posibilite la creación de un mundo mejor.
Y de repenete, un día nos despesrtamos con la noticia de que una persona se enfermó por comer una suculenta sopa de murciélago en un mercado de comida del lejano oriente, y luego, asi nada más, habíaempezado el contagio. De esta dolorosa historia aún en desarrollo, cada quiñén sabe su parte.
El “mundo del arte” venia de años de crecimiento espectacular, a casi 20 de los terribles ataques a las torres gemelas, como que ya se nos había pasado el susto y si bien las ciudades se llenaron de cámaras que nos miran todo el tiempo y de que nuestras computadoras, teléfonos y equipos “inteligentes” están infiltrados por aterradores recabadores de información, los artistas nos estábamos moviendo por todos lados y muchisíma gente disfrutaba de los estímulos intelectuales y emocionales que repartíamos a manos llenas hasta en parques y banquetas.
Arte como catalizador
Eufóricos, navegamos alegremente en la red, nos acostumbramos a la sensación de que nada está realmente lejos y creímos que con nuestros dinámicos intercambios de emociones estábamos diluyendo la rigidez de las fronteras. Los espacios culturales locales, como los mercados para productos artísticos se venían ampliando de la mano de “la globalización”, y los cotidianos llamamientos al odio intercultural, viniera de…
Por: Jorge Ismael Rodríguez López de Lara,
Artista multidisciplinario.