El grado de involucramiento de la alta dirección, y alinearse a los objetivos estratégicos de la organización, será la clave del éxito de implementar este sistema de gestión de calidad.
Actualmente hablar de certificación ISO 9001 o de aspectos de calidad se ha convertido en un tema coloquial, aunque la calidad es un aspecto inherente que como usuario o cliente siempre hemos esperado de un producto o servicio; a través de la historia es la metodología para alcanzar lo que ha evolucionado, siempre con el principal objetivo de obtener la satisfacción del cliente.
Hoy, las organizaciones han demostrado que cuentan con los procesos para proporcionar a sus clientes esos productos o servicios de calidad que necesitan, al certificar un sistema de gestión basado en los requisitos de ISO 9001:2015.
De manera general, las organizaciones optan por un certificado ISO como parte de alguna petición de algún cliente, alguna dependencia gubernamental o para la exportación de sus productos, sin evaluar los beneficios que un sistema de gestión basado en los requisitos de ISO 9001:2015 puede proporcionar hacia su negocio.
En su nueva versión ISO 9001, establece un enfoque en riesgos y de dirección estratégica, deshaciendo la idea de sistemas de gestión robustos con un gran número de procedimientos extensos, en los cuales era muy común observar al personal trabajando para un sistema, sin observar algún beneficio del sistema de gestión hacia la operación. Hoy es un requisito de esta nueva versión empatar el sistema de gestión con la dirección hacia la cual queremos dirigir el negocio y las acciones que planificamos para alcanzarlos en un tiempo determinado (Dirección estratégica). Para saber si lo estamos logrando, es necesario definir objetivos estratégicos que nos permitan planificar y monitorear el grado en el cual se han alcanzado.
Un sistema de gestión de calidad puede describirse como una herramienta que mediante la definición y generación de información documentada, permite a la alta dirección contar con información relevante para la toma de decisiones, (basada en hechos) conociendo el contexto de su organización al evaluar los resultados; estos requisitos de evaluación de desempeño se encuentran definidos en la cláusula nueve de ISO 9001:2015.
Mediante la implementación de un sistema de gestión de calidad, una organización puede observar los siguientes beneficios:
•Incrementar ingresos y márgenes de utilidad.
•Reducir costos, mermas, y operativas.
•Asegurar la continuidad del negocio.
•Crecimiento sostenido.
•Cumplir de manera regular con las solicitudes de clientes y aumentar su satisfacción.
•Establecer políticas y procesos que le permitan a la dirección destinar sus esfuerzos a temas directivos y no operativos.
•Dar cumplimiento a aspectos legales inherentes a sus productos o servicios.
•Actuar de manera oportuna ante cambios del contexto del negocio.
•Mejorar la imagen global de la organización con clientes actuales y potenciales.
•Acceso a nuevos mercados.
Eficientar procesos
Es importante destacar que un sistema de gestión de calidad se encuentra basado en el ciclo de Deming o de mejora continua que comprende cuatro puntos: planear, hacer, verificar y actuar. Por ello es necesario contar con documentos estandarizados que nos permitan definir el cómo se va a dar cumplimiento a los requisitos del cliente y del producto o servicio, estableciendo los controles necesarios para mejorar la eficiencia de la organización para alcanzarlos.
Por: Ing. Jasmin Cabrera Hernández
Gerente técnico GCRH Consulting Group S.A. de C.V.