Actualmente, hablar de emprendimiento se ha convertido en una moda. Cada vez es más común que nos bombardeen en redes sociales con tanta información sobre este tema; vemos a conferencistas, capacitadores, consultores de negocios, coaches de negocio, entre otras figuras públicas que nos hablan sobre cómo empren der y que el éxito está en nuestras manos. Sí, eso es una realidad, todos tenemos la capacidad y actitud para hacerlo; sin embargo, nos llenamos de expectativas de todo aquello que escuchamos y vemos que cuan do comenzamos a vivirlo ¡Oh desilusión! No es como lo pintaban.
De acuerdo con el INEGI, en México existen 4.7 millones de Mipymes, siendo las principales generadoras de empleos, contribuyendo con el 52% del PIB en el país. Te invito a que juntos hagamos el siguiente ejercicio: Busquemos en la web las imágenes de un “empresario”, “empresaria”, “emprendedor” o “emprendedora”.
Lo primero que nos aparecerá será una mujer con zapatillas en un escritorio, sonriente, con ropa elegante, bien arreglada; y a un hombre sosteniendo un trofeo, vestido de traje, con dinero y aparentemente feliz.
Con lo anterior no estoy diciendo que no sea algo real. Por supuesto que uno puede alcanzar esos niveles de éxito; no obstante, considero que se nos olvida algo muy importante, me atrevería a decir que es lo más importante para los que decidimos tener un negocio, y que muy pocos nos enseñan sobre esto.
¿Estás listo para saber qué es? ¡Es el propósito de tu negocio! Cuántas veces cuando una persona emprende le preguntamos ¿Cuál es el propósito de tu empresa? ¿Cuál es su razón de ser? ¿Qué es aquello que lo motiva todos los días para seguir? Muchas personas queremos emprender, pero pocas queremos tomar el riesgo de hacerlo con sus respectivas venta jas y desventajas.
El propósito viene desde dentro
Siempre relaciono el propósito del negocio con lo siguiente: “Si sientes mariposas en el estómago cuando hablas de ese negocio, ahí está tu propósito”. Cuando capacito en este tema lo dejo a reflexión de mis participantes que tienen negocios o que apenas están emprendiendo, porque me doy cuenta que a veces no hacemos lo que realmente amamos Ahora yo te pregunto: ¿Harías lo que actual mente emprendes sin que te pagaran?
Por: Dafne Selene González Rivera
Directora General de Colibres, A.C.