Lograr metas nos hace felices y ser felices nos motiva a lograr metas, así comenzamos el círculo virtuoso del crecimiento y desarrollo personal y profesional.
Estamos a días de que termine el 2016, un año de retos y grandes sorpresas, para algunos de logros y para otros de fracasos, es buen momento de hacer un alto en el camino para evaluar los resultados obtenidos contra los esperados. Tal vez estás pensando en ¿cuáles eran los resultados esperados?… Seguido de una “carita” de interrogación de esas que usamos en los chat’s. Precisamente por ello, es buen momento para hablar de este tema.
Para iniciar este tema les vamos a contar un ritual que siempre aplicamos en fin de año, si te suena familiar, como dicen por ahí “es mera coincidencia”. Imagínate la cena de fin de año, 31 de diciembre a las 12 de la noche, cada uno de los miembros de tu familia con su copa para brindar y su dotación de 12 uvas, suena la primer campanada que anuncia que un nuevo año está por llegar y en medio de la emoción que ese hecho representa, al son de cada campanada (recordemos que son 12) nos comemos una uva y mentalmente comenzamos a pensar, ni siquiera a decir, nuestros “sueños guajiros” para cumplir en el año que está por comenzar. ¿De verdad creemos que esa estrategia nos va a servir? Lo que seguramente nos ha pasado es que para mediados de enero ya se nos olvidaron y por obvias razones no los cumplimos y eso nos genera frustración.
En ocasiones te preguntas: ¿qué debo hacer entonces? Justamente es lo que platicaremos en esta ocasión, de qué manera se sugiere establecer las metas, objetivos, resultados esperados para asegurar que se tengan resultados favorables y logros.
Nuestras fortalezas
Una de las primeras cosas que se sugiere hacer es reconocer cuáles son nuestras fortalezas y a partir de ellas establecer metas, no importa si estas metas las vas a definir de forma personal o para tu empresa, área o proyecto. Es una tentación muy arraigada que primero pensemos en nuestras debilidades como punto de partida. Por ello, hay que concentrarnos en reconocer cuáles son nuestras fortalezas y para ello hay que definir que son las fortalezas: son las actividades que hacemos muy bien en la vida y en el trabajo y nos hacen sentir fortalecidos, es aquello en lo que “somos muy buenos”. Algunas fortalezas que puedes identificar en ti son: creatividad, curiosidad, juicio, amor por el aprendizaje, perspectiva, valentía, perseverancia, honestidad, entusiasmo, amor, bondad, inteligencia social, trabajo en equipo, liderazgo, prudencia, humor, gratitud, perdón, autorregulación, etc.
El segundo paso es apoyarnos en una herramienta denominada SMART, por el significado de sus siglas en inglés, las cuales se muestran a continuación:
S Específica
M Medible
A Alcanzable
R Relevante
T Tiempo
Esta técnica nos indica que para establecer metas con posibilidades de cumplimiento y logro, es necesario que esa meta reúna los requisitos de ser específica y muy concreta, medible, alcanzable, relevante o retadora y que tenga un tiempo para lograrse.
El tercer paso es que la meta se escriba y se tenga en un lugar visible. Es un paso muy importante para que “nuestros sueños guajiros” de fin de año o de cualquier época del año tengan posibilidades de concretarse, poner la meta por escrito, en un lugar que nos recuerde que lo que hacemos contribuye o no a la meta.
Entonces imagina que en ese “deseo” que nunca falta en nuestros propósitos de año nuevo de “bajar de peso”, se escribiera como una meta SMART, obtendríamos el siguiente enunciado “bajar 5 kilogramos de peso en dos meses con ayuda de un nutriólogo y haciendo ejercicio, con seguimientos semanales”. Obviamente no nos daría tiempo de repetir doce enunciados así con las campanadas, ¿verdad?, ese es otro aspecto a modificar, establece pocas metas. ¿Qué te parecería tener solo tres propósitos y repetirlos con el enunciado completo? Los recordarías mejor, los tendrías presente todo el tiempo, escribir el enunciado ayuda para decretar cosas y hacerlas realidad, además podrías medir el resultado.
Por: Mtra. Rosalinda Pizarro y
Mtro. Alejandro Mancera