Solo 3 de cada 10 empresas familiares pasan a segunda generación y 7 de cada 100 alcanza la tercera generación.
Toda empresa familiar afronta riesgos específicos debido a su propia naturaleza, tales como el traspaso generacional y el crecimiento. Si estos no son manejados de la manera correcta, se puede llegar a un conflicto que arrase con las relaciones familiares y conlleve al cierre de la compañía.
Según FUNDES, la falta de institucionalización obedece en gran medida a la ausencia de protocolos familiares que garanticen la continuidad de las empresas; sólo el 10% de las empresas tiene alguno de estos acuerdos.
Si las empresas familiares se rigen mediante el correcto y eficiente relevo generacional, definiendo las políticas estratégicas de la empresa y generando una serie de protocolos, la expectativa de vida de estas empresas aumenta. Protocolos tales como:
• Protocolo Familiar. Un contrato ético-jurídico por el que una familia pone reglas por el que se rigen las relaciones entre la familia, la empresa y la propiedad, garantizando la continuidad de la empresa mediante el correcto y eficiente relevo generacional.
• Diagnóstico Familiar. Estado y evolución en los ejes (empresa, familia y sociedad).
• Gobierno corporativo. Diagnóstico generado y dividido en ejes temáticos para establecer qué prácticas debe mejorar la empresa.
• Modelo Integral de Empresas Familiares. Acciones para el fortalecimiento del Gobierno Corporativo y Acciones de Fortalecimiento Empresarial.
La mortalidad de las empresas familiares depende de las dificultades y conflictos de la familia. Sin embargo, las empresas que logran pasar a una segunda, tercera o cuarta generación mejoran su competitividad frente a su sector.
En este contexto, es importante destacar que en México, 3 de cada 10 empresas familiares pasan a segunda generación y solo 7 de cada 100 alcanza la tercera generación.
Por: Karen Valencia
Reportera