
Cualquier proyecto, en este caso particular los de infraestructura ferroviaria, nace con una idea. General o preferentemente, la idea estaría soportada en varias piezas de información que harían pensar de manera preliminar, que existe una necesidad de construir cierta infraestructura que potencialmente mejoraría las condiciones existentes o la problemática de una ciudad, región, habitantes o que de forma simple reduciría los tiempos de traslado de personas o mercancías, representando ahorros para las empresas y personas. Para llevar a cabo dicho proyecto, se tendría que pasar por varias etapas, que van desde la validación de esas hipótesis de posibles beneficios para la sociedad, hasta la asignación de un presupuesto, su construcción y, eventualmente su puesta en marcha. Naturalmente, bajo el supuesto de que los beneficios son mayores a sus costos, y también que esa relación beneficio-costo es mejor que la de otros proyectos en un contexto de recursos limitados y de restricciones presupuestales.

Enrique Guillermo Prieto
Flores, Director General de
Key Capital, SAPI de C.V.