“Un importante periodo histórico de la industria petrolera nacional se ha cerrado.”
La Reforma Energética constituye uno de los logros más grandes de la presente administración federal. Sus potenciales efectos positivos serán muy importantes para México en el mediano y largo plazo, desde el punto de vista social y económico. A partir de la aprobación de los cambios constitucionales más recientes, queda un largo camino por recorrer enmarcado por la complejidad de los temas que deberán ser regulados en las correspondientes leyes secundarias, incluyendo las leyes orgánicas de los nuevos organismos reguladores que han sido creados. El gobierno federal y los entes reguladores cambiarán radicalmente sus procesos y actividades, para alinearlos con los objetivos establecidos en la reforma. Para ello, habrán de instaurarse nuevos sistemas de información y procesos de negocio, con el reto de conformar un ambiente híbrido que cumpla las regulaciones y leyes aplicables a la Administración Pública Federal. Con la modificación constitucional en materia energética, recientemente aprobada por el Congreso de la Unión, se ha cerrado un importante periodo histórico de la industria petrolera nacional. Desde 1938, todas las actividades de la cadena productiva de dicha industria eran facultad exclusiva del Estado mexicano a través de la empresa paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex). Al modificarse el Artículo 25 constitucional, el sector público mantendrá a su cargo las áreas estratégicas de exploración y extracción de hidrocarburos de manera exclusiva, el gobierno federal podrá asignarlas a empresas productivas del Estado o a particulares, mediante diversos tipos de contratos. Estas actividades de interés social y orden público tendrán preferencia sobre cualquier otra.
Por: Gilberto Alfaro
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