De la estrategia de la familia al Plan estratégico de la Empresa Familiar. La familia empresaria debe aprender a diseñar su estrategia de familia antes de cualquier movimiento táctico-operativo dentro de la empresa familiar; el no hacerlo la llevará tarde o temprano a cometer errores de consecuencias graves para la salud organizacional de la familia, y para la empresa una estrategia de familia representa la ruta de navegación, factor clave en el camino a su continuidad.
Cuando una familia empresaria traza sus sueños y los comparte con todas las generaciones, no solo abre el abanico de oportunidades, sino que impulsa a que todos los miembros del grupo familiar se comprometan a trabajar día a día por alcanzar ese sueño, estructurando por sí mismo una inteligencia emocional colectiva que deriva en una armonía familiar que difícilmente va a ser vulnerada.
Estrategias y temas prioritarios
Este preámbulo nos lleva a un análisis semántico donde primero es la planificación estratégica de la empresa o la estrategia de la familia. En una empresa familiar debemos estar claros en que primero son los sueños, los valores y compromisos de la familia y después el modelo de funcionamiento de la empresa.
Así, antes de entrar a una reunión de junta directiva o de gerentes a elaborar el plan estratégico de la empresa, es necesario llevar una declaración simple de qué queremos como familia, cuáles son nuestros sueños, qué esperamos de nuestra empresa familiar, queremos continuar en la empresa familiar, es el momento del relevo generacional o de la transición, entre otras preguntas. Esta reflexión ya traducida en un documento sencillo, dará a la junta directiva o gerentes de la empresa la ruta a seguir, y en su camino a la ejecución, no tendrá obstáculos, ya que el consejo de familia ha dado las líneas estratégicas y los temas prioritarios.
Una buena estrategia familiar deberá comprender varios componentes relacionados con el patrimonio, el desarrollo de miembros de la familia, la responsabilidad social de la familia y su entorno, y un proceso de sucesión que se encamine a pasar la estafeta de la propiedad y la dirección de la empresa.
En todo este proceso hay preguntas claves que debemos de hacernos y hacerlas a los miembros de la empresa familiar, por ejemplo: ¿En dónde reside la seguridad de la familia? ¿Cuál es la situación de las relaciones interpersonales e intergeneracionales? ¿Qué necesidades económicas tienen los miembros de la familia? ¿Qué necesitan aprender hoy los propietarios para ser buenos accionistas a futuro? etcétera.
No hay que tenerle miedo a esta reflexión, a veces entrar a discutir estos temas resulta demasiado incómodo y puede fracturar algunas relaciones intrafamiliares, pero el aprender a debatirlas y buscar consensos, resultará muy saludable para la empresa y la familia.
Para ello, habrá que crear desde el consejo de familia instancias de consensos adecuados para cada tema, organizar estas reuniones dirigidas o facilitadas por consejeros internos o externos de la familia para crear un ambiente sin tensión y un aprendizaje continuo para todos los miembros de la misma y un tratamiento profesional, así como trabajar a fondo en los aspectos que pueden potenciar el proyecto.
Por: Juan Antonio Monterrosa.
Secretario del Consejo de Administración, Instituto de la Empresa Familiar