
David Lynch, cineasta icónico, falleció el 16 de enero de 2025 a los 78 años, dejando un legado que transformó el cine y la percepción de la narrativa visual. Desde sus inicios con Eraserhead (1977), Lynch ex[1]ploró los límites entre la realidad y la pesadilla, consolidándose como un maestro del simbolismo y lo surrealista.
Su filmografía, que incluye obras emblemáticas como Blue Velvet (1986), Twin Peaks (1990) y Mulholland Drive (2001), desafiaba la lógica convencional con atmósferas inquietantes y personajes enigmáticos. También dejó su huella en la televisión, revolucionando el medio con una narrativa hipnótica y un profundo análisis del inconsciente colectivo.
Desde sus primeros trabajos, Lynch demostró una capacidad única para crear mundos que oscilaban entre la belleza onírica y la perturbación absoluta. En Eraserhead, exploró la angustia existencial y el miedo a la paternidad a través de imágenes inquietantes y una banda sonora opresiva.
Con Blue Velvet, desentrañó la violencia y el misterio ocultos bajo la superficie de la sociedad estadounidense, mientras que en Twin Peaks, llevó su visión a la televisión con una historia que mezclaba lo cotidiano con lo sobrenatural, generando una de las series más influyentes de todos los tiempos.
