Uno de los problemas que presenta el sistema educativo nacional (SEN) se encuentra en que no ofrece las bases, los conocimientos, las herramientas y las competencias necesarias para que los alumnos, de así desearlo, puedan convertirse en empresarios. Esto lleva a la baja productividad y escasa rentabilidad, principalmente de las Pymes, que se deben a la falta de conocimiento empresarial.
Para revertir esta situación, la formación de empresarios requiere de la enseñanza y desarrollo de diversas competencias, como las cognitivas, las funcionales, las personales y las éticas, tal como señala la investigadora María Ángeles Sotés-Elizalde en su texto “Formación profesional: sistema educativo y empresa”.
Los déficits que en esos aspectos presentan quienes se lanzan a fundar una empresa terminan por extenderse a sus organizaciones. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Productividad y Competitividad de la Micro, Pequeñas y Medianas Empresas 205, realizada por el INEGI, únicamente 12.6 por ciento de las empresas dan capacitación a su personal. Asimismo, en su estudio Evolución tecnológica de los recursos humanos en empresas de Latinoamérica y España, se destaca que más del 70 por ciento de las empresas mexicanas invierten menos de 2 por ciento de sus ingresos en entrenamiento de su fuerza laboral.
Así es como 75 por ciento de las Pymes desaparecen antes de dos años, según un estudio de 2016 realizado por el Instituto del Fracaso. Entre las causas principales de esas quiebras se encuentra la falta de indicadores u objetivos del negocio, planeación deficiente y problemas en la hipótesis de negocio y oportunidades de mercado.
Esto hace necesarias nuevas propuestas. Por ejemplo, para la acertada evolución de una organización se requiere de un proceso de autorreflexión de sus directivos, así como de trabajo diario, con seguimiento comprometido y alineación de resultados.
La preparación empresarial también se debe diseminar entre los colaboradores de las compañías, y que esa enseñanza de capacidades esté enfocada en las personas, que son las que hacen la cultura, para que esta trabaje a favor de la organización.
De esta manera se mejorarán simultáneamente el bienestar de las personas y la utilidad de las empresas, lo cual es el único camino para salir del atolladero actual de productividad y rentabilidad.
Por: Alejandra Cervantes
Reportera