La implementación de procesos de retroalimentación contribuye a impulsar el cumplimiento de expectativas laborales, lo cual se traduce en mayor productividad y eficiencia para cualquier organización.
Las empresas se preguntan, ¿qué pasa si contrato al mejor talento del mercado y simplemente le entrego sus herramientas de trabajo y dejo que ejecute las actividades para las que está contratado?
Seguramente realizará un buen trabajo en el corto y mediano plazo, pero, ¿Cuánto tiempo pasará antes de que su trabajo se vuelva rutinario y se desmotive? ¿Estará la empresa utilizando positivamente el talento que tiene? ¿Tendrá la capacidad de desarrollar otras habilidades que no necesariamente tengan relación con su puesto? ¿Mantendrá su interés por ocupar la misma posición en la empresa? y, ¿Durante cuánto tiempo? ¿Seguirá siendo productivo a largo plazo?
Es en ese momento cuando el feedback, se convierte en una solución estratégica para incrementar la productividad y el rendimiento de las personas en una empresa.
Pero, ¿qué es el feedback?
La palabra proviene de un anglicismo donde su traducción es retroalimentación: un efecto retroactivo de un proceso sobre la fuente que lo origina. Dentro de las empresas, el feedback es utilizado como una herramienta de aprendizaje que busca impulsar el crecimiento y la motivación de un colaborador, a través de un proceso comunicativo en donde se intercambian ideas y estrategias para mejorar el potencial de una persona.
Si bien, cada vez son más los países que se suman a una cultura de retroalimentación y evaluación del desempeño, la realidad es que en México aún podemos dar mayor importancia a este tema ya que, según el estudio Randstad Workmonitor Q1 2019, el 31% de los mexicanos afirma que no conoce o no han llevado a cabo una gestión de equipos basada en la implementación de feedback, por lo que considero que debemos enfocar nuestros esfuerzos en establecer un modelo en el que los participantes de los diferentes equipos de trabajo de una empresa, puedan ser retroalimentados, ya sea a través de encuestas de satisfacción y clima laboral, en el que se promuevan reuniones posteriores para proponer planes de acción, evaluaciones de desempeño (de preferencia semestrales); o bien, a través de comentarios cara a cara.
sin embargo, no siempre será la forma más adecuada, ya que cada persona es diferente en su manera de dar o recibir retroalimentación. Es por ello que tener diferentes métodos y herramientas podría ayudar a asegurar que cada uno de los colaboradores reciba una retroalimentación clara sobre su desempeño profesional. Por ejemplo, en México, 60% de la población considera positivo el utilizar herramientas tecnológicas para llevar a cabo estas sesiones.
Por: Bernardo Escalante, Director Comercial de Randstad.