La inteligencia artificial no es nada sin la inteligencia humana
Hoy es difícil no hablar de la inteligencia artificial (IA o AI por sus siglas en inglés) o de aprendizaje automático. Se han invertido miles de millones de dólares en estas tecnologías en sectores como finanzas hasta medicina y desde la industria automotriz hasta la educación. Tan solo en 2019, la inversión total en AI ha sido de 70.000 millones de dólares y una tasa de crecimiento interanual del 48%1. Pero esta ola de entusiasmo no siempre conlleva una implementación correcta; en muchos casos, todavía estamos comprendiendo cuáles son las preguntas adecuadas que debemos formularnos, en lugar de obtener la respuesta correcta.
La educación y el aprendizaje de idiomas son un gran ejemplo. La mayoría de las iniciativas actuales que utilizan la IA y la tecnología en el proceso de enseñanza son bastante simplistas, y se centran en cómo presentar la información correcta, en el momento correcto al estudiante receptivo. Este es un enfoque reduccionista del arte de enseñar, aprender y tratar a la tecnología como medio de transmisión, en lugar de herramienta de capacitación.
La realidad es diferente. Los seres humanos somos complejos y el aprendizaje también lo es. En mí recorrido personal para dominar un nuevo idioma probablemente abarque varios años y muchas maneras diferentes de interactuar con mi nuevo idioma, comenzando por una clase o curso estructurados, progresando con mi lectura y escritura, y la práctica de mis habilidades orales, con personas locales.
La experiencia de aprendizaje de idiomas más rica imaginable cubriría todos estos aspectos, y seguramente incluiría a un coach (robot o humano) que pueda interactuar, entusiasmar e inspirar; así como un lugar seguro en el que pueda practicar nuevas habilidades lingüísticas.
Por: Geoff Stead, Director de Producto de Babbel.
Experto mundial en tecnologías móviles y emergentes para la enseñanza y el aprendizaje.