“Dentro de las organizaciones la innovación es clave, ya que va enfocada a transformar los procesos de la institución y convertirla en un órgano más ágil, eficiente y competitivo.”
En la actualidad los términos Innovación y Tecnologías de la Información (TI) son cada vez más mencionados por las organizaciones. Primeramente la integración entre tecnología y negocio es un factor crítico para poder impulsar la competitividad en las empresas. Es decir, la tecnología aplicada dentro del contexto empresarial carece de sentido sino se considera como una solución integrada junto con los procesos de la empresa. Bajo este hecho las empresas deben adoptar una política innovadora, donde la tecnología juegue un papel estratégico en el diseño de los modelos de negocio, para convertirse en organismos mucho más competitivos y evolucionar en instituciones que sean capaces de reaccionar y adaptarse a cambios internos o de su ecosistema. Esta idea nos lleva a la pregunta natural. ¿Cómo efectuar un cambio organizacional, sobrevivir y prosperar dentro del entorno actual? Claramente no existe una solución inmediata a esta interrogante, y es cierto que las empresas deben comenzar un proceso de transformación que les permita enfrentar retos cada día más complejos, por lo cual debemos considerar un par de cualidades vitales para salir exitosos.
Una idea, una semilla
Primero la empresa no debe olvidar lo básico; debe estar focalizada en sus competencias esenciales, las cuales conforman la médula espinal de la organización y por lo cual puede diferenciarse de la competencia. En este sentido, la organización debe enfocarse en crear el ecosistema idóneo que permita la captación de ideas internas y externas, así como armar un proceso estructurado de evaluación e implementación de las mismas, considerando todas las propuestas e iniciando el proceso de innovación alrededor del core business el cual distingue, identifica y diferencia a la empresa en el mercado. En este punto es importante reflexionar: ¿Innovar implica necesariamente cambiar? Pongamos como ejemplo al cliente. Las empresas deben tener un balance en la escucha hacia los clientes, debido a que naturalmente permite mejorar productos y servicios, sin embargo crear nuevas soluciones disruptivas requiere poder pensar fuera de la caja. Pensar más allá de la interacción habitual entre el cliente y la empresa, ya que precisamente salir de la “caja” empodera a la empresa para encarar y generar procesos innovadores. No debemos olvidar que para varias empresas el cambio resulta ser complicado. Ya que por un lado los clientes desean un mejor producto, pero cada vez que alguien propone un cambio radical cuyo resultado es incierto, debe competir contra propuestas que se limitan a mejorar lo actual e involucran los mismos recursos (o incluso menores) pero generan más ingresos. Por ello, resulta necesario entender y pensar sistemáticamente en términos de las capacidades de creación de valor que posee la organización, es decir, aquellas que residen en sus procesos y valores a la hora de ofrecer servicios a terceros.