Muchos líderes creen que son de carácter fuerte porque gritan o porque sus colaboradores les tienen miedo, pero ¿realmente esto es tener carácter fuerte? ¿Qué tan útil es tu “carácter fuerte” en el rendimiento de tu equipo de trabajo? ¿Qué tan buenos resultados te da a largo plazo? En la actualidad el liderazgo ya no se ejerce desde el grito.
El liderazgo del terror ya ha perdido toda su fuerza, y no porque no aterren, sino porque las personas ya no están dispuestas a soportar esos tratos. En mi segundo libro, “Los tres liderazgos del gerente extraordinario” puntualizo la urgencia de integrar la inteligencia emocional en los liderazgos de las organizaciones.
En múltiples estudios se ha demostrado que una persona que va feliz a trabajar es una persona mucho más productiva y rentable que una que va frustrada, resentida o temerosa. Así que mi invitación es ver la felicidad en el trabajo como una estrategia para incrementar la rentabilidad organizacional:
Un vendedor feliz cierra 55% más ventas que un vendedor pesimista. Una persona que tiene un mejor amigo en su trabajo, se vuelve siete veces más productivo que uno que no ha construido lazos sociales en su entorno laboral.
Pero esta felicidad (o la ausencia de la misma) en el trabajo, la mayoría de las veces depende del jefe. Sí, las cabezas de las áreas, los departamentos, las organizaciones tienen demasiado que ver con que su gente sea feliz o vaya a trabajar porque no hay de otra. Y para lograrlo, hay que integrar la inteligencia emocional. Según Daniel Goleman, hay cinco grandes esferas de la inteligencia emocional que deben ser abordadas por un buen líder y me voy a permitir desglosarlas un poco:
• Conciencia de sí mismo: Una persona consciente de sí mismo es capaz de identificar sus emociones. He tenido la oportunidad de trabajar con gente “de mecha corta” y les he enseñado a analizar qué sienten cuando se enojan; entonces ellos identifican esa sensación y tienen la capacidad de modificar los pensamientos que en esos momentos se generan por algunos más, digamos que útiles.
• Autorregulación: Los líderes que se autorregulan de forma eficaz no atacan verbalmente a otros, ni toman decisiones apresuradas o emocionales. Bien dice el dicho que cuando estés enojado no tomes decisiones, y cuando estés contento, no prometas nada. Esto es parte de la autorregulación. Es la que te ayuda a bajarle tres rayitas a tu intensidad y no echarte a perder (ni echarle a perder a otros) tu momento, o incluso todo tu día.
Por: Adriana Alanis, Coach
Formadora y Mentora de Empresarios