La pandemia desató más de una crisis en el mercado de trabajo, uno de los mayores impactos se reflejó en la participación laboral femenina. Es por ello que la reactivación económica no sólo plantea la posibilidad de recuperar lo perdido, sino de mejorar la inclusión de las trabajadoras en igualdad de condiciones con sus colegas hombres para impulsar el crecimiento tanto de las empresas como del país.
En 2020 se reportó la tasa de participación económica de mujeres más baja en 15 años, este indicador cayó de 44.72% en 2019 a 40.71% en promedio el año pasado, superando al 42.63% observado durante la crisis financiera global de 2019. En lo que va del año, la recuperación del mercado ha mantenido un impacto entre la población femenina. En enero, la participación económica de las mujeres se situó en 40.5%, para febrero el aumento fue a penas de 0.4 puntos porcentuales y en marzo, se ubicó en 41.8 por ciento.
La incorporación de más mujeres al mercado de trabajo es un ganar-ganar tanto para las empresas como para la propia economía. En el plano ejecutivo, las empresas con mujeres en puestos directivos tienen un margen de ganancia 55% mayor, un retorno de capital superior al 47% y un valor económico agregado 28% más alto que aquellas compañías sin mujeres en puestos altos.
A pesar de estos beneficios económicos, en nuestro país sólo 1% de las empresas que cotizan en la bolsa está encabezada por una mujer, mientras tanto, las mujeres representan sólo el 9% de los miembros de los consejos de administración de las compañías.
Por: María Vallejo
Reportera