La crisis como motor de cambio

Es el momento de tomar la iniciativa y ver la crisis como una oportunidad de cambio, y el cambio como una oportunidad de rediseñar el presente para plantear un futuro prometedor.

Crisis: Sinónimo de desastre, caos, problemas, malos augurios para el presente y para el futuro de cualquiera. Seis letras que engloban una pesada losa para llevar a cuestas por cualquiera. La palabra “crisis” se ha vuelto tan común en nuestro vocabulario, que difícilmente sabemos identificar en qué momento llego a nuestra vida profesional y personal para quedarse.

Sin duda, es una palabra que podríamos decir se ha vuelto “prohibida” en las empresas, para no atraer a la mala suerte, y con ella, el desastre y perdición de cualquier organización. Hemos aprendido a administrar empresas en la abundancia, pero no cuando las cosas no van bien. De hecho, es necesario que las escuelas de negocios y los consultores de empresas desarrollen un manual titulado “cómo abandonar el barco” para que cuando se vea venir la crisis estemos preparados para dejar todo y huir.

Pero si bien es cierto que para mucha gente la crisis representa un problema, para muchos es la oportunidad de un cambio, nuevas oportunidades, de desafiar el famoso status quo para reinventar los procesos y pensar de forma diferente. Pero si todo el tiempo hemos aprendido a luchar contra las crisis, ¿cómo podemos entender que esta pudiera ser algo positivo para nosotros?

Transformando la empresa
Las empresas en su concepción, buscan alcanzar una estabilidad que les permita tener bajo control todos los procesos que la integran. Esto a la larga, da una tranquilidad y un respiro, en virtud de que es en esta estabilidad donde puede uno desarrollar cosas, pensar en nuevos procesos, y dedicarse única y exclusivamente a lo que sabe bien hacer la empresa: vender.

Sí, este es el ideal que buscamos alcanzar todos. Pero, ¿qué pasa con aquellas empresas que el ideal lo convierten en lo que se conoce como “zona de confort”, en el que, conscientes de que encontraron la estabilidad que buscaban, ahora están dispuestos a echarse en la hamaca y ver que el negocio funcione solo, y ahora, dedicarse a vivir de la fama de ser un empresario con éxito? Pero es en este proceso donde se pierde mucho de la esencia de lo que era la empresa, y se transforma en lo que vemos en muchas empresas: el estancamiento y probablemente más adelante, la aniquilación de la empresa.

Por eso la crisis es un problema, es una sacudida en nuestra forma de actuar. Es como si alguien nos moviese la hamaca y nos obligase a levantarnos sin posibilidad de saber porqué. Esto es lo que aterra y por eso la crisis nos resulta un problema, más que una oportunidad.
Pero para los visionarios, los adelantados, los que están retando constantemente al mundo y al mercado, este es el momento de tomar la iniciativa y ver la crisis como una oportunidad de cambio, y el cambio como una oportunidad de rediseñar el presente para plantear un futuro prometedor.

¿Cómo aprovechar la crisis entonces?
Pensar que el mercado se está reacomodando y que los más “vivos” serán aquellos que tomen las oportunidades que nos dé, es el reto que debemos asumir. Pero el cambio se planea, y esa es la diferencia entre ser un simple espectador o actuar.

 

Por: Aldro Álvarez Cruz

Director de Innovación y Competitividad del Instituto Guerrerense del Emprendedor

 

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