El título de este artículo es un digno candidato para representar algún capítulo de cualquier serie de suspenso que encontramos en las plataformas digitales actuales; y no es menor el desafío. Imagínese hoy hacernos esa pregunta: ¿quién es nuestro cliente? ¿Quién es esa persona que todos los días (o casi todos) llega a nuestro negocio, local, changarro, como lo conozcamos, y después de ver una serie de productos de los que ofrecemos se decide por uno de ellos y lo compra? El proceso se cumple a cabalidad: yo como empresario ejecuto toda una serie de estrategias para atraer más clientes, para que volteen a ver mis productos y de repente, ¡sorpresa!, los esfuerzos tienen resultados y llega el cliente, adquiere el producto y se va.
Más allá de que estemos satisfechos con la compra que ha hecho, no se a ustedes, pero al menos a mí sí, me queda una enorme duda o quizás varias por resolver: ¿por qué ese cliente compra en mi negocio? ¿Por qué compra determinada cantidad de producto? ¿Por qué lo hace con determinada frecuencia? ¿Por qué solo compra determinados días? ¿Por qué solo adquiere de una línea en específico de productos y no de las demás? Y empiezan a surgir muchas preguntas que invaden mi cabeza. En efecto, la conclusión es obvia a todo esto: no sé quién es mi cliente, sólo sé que es una persona que viene, entra, compra y se va. Entonces, surgen nuevas preguntas: ¿debería conocer y preocuparme por saber quién es mi cliente? ¿O me conformo solamente con que él venga y por “arte de magia” me compre? Un día sí, otro no, ¡pero que importa, con que venga de repente es suficiente! ¿Realmente ofrezco a mi cliente lo que él necesita? He visto durante muchos años cientos de negocios que en verdad se esfuerzan por salir adelante. Desarrollan productos nuevos, mejoran los existentes, piensan en nuevas formas de que sus negocios se vean atractivos, y, a pesar de todos estos esfuerzos y más que hacen, los clientes no llegan. Gran pregunta que nos hacemos todos para entender porque no están comprando. ¿Por qué solamente se acercan, miran los productos, preguntan por el precio y simplemente no compran? O bien, las compras que hacen son mínimas, no son las que esperamos. ¿Tendrán alguna respuesta estas preguntas? Quizás no existe una generalizada que se pueda aplicar en todos los casos.