La muerte de la privacidad

En México, uno de los principales enemigos de la privacidad es el desconocimiento.

Existe una inmensa variedad de plataformas para exponer nuestros pensamientos más profundos y examinar los pensamientos de los demás. En esta “Era Digital”, nuestra privacidad está sujeta a exámenes, intrusiones y ataques constantes por parte de los medios, el gobierno, empresas voraces, amigos, familiares y desconocidos.

Pero entonces, ¿qué estamos tratando de ocultar o qué estamos tratando de descubrir sobre la vida, preferencias o hábitos de nosotros y de los demás?

Al principio, la World Wide Web (Red Informática Mundial) era emocionante y abierta al punto de la anarquía, un vasto e intimidante repositorio de confusión no indexada. En este caos creativo llegó Google con su misión deslumbrante: “Organizar la información del mundo y hacerla accesible universalmente”. Ahora Google sabe lo que estás buscando. Facebook sabe lo que te gusta. Compartir es la norma, ¿pero cuáles son las consecuencias psicológicas y culturales del fin de la privacidad?

Los últimos años han traído una avalancha de noticias sobre el grado en que nuestras comunicaciones están siendo monitoreados: WikiLeaks, el escándalo de escuchar llamadas telefónicas, los archivos de Snowden. Las empresas y gobiernos pueden saber en segundos dónde estás, a quién telefoneas, qué música escuchas y hasta tus posturas políticas. Esta situación aviva la discusión internacional por la privacidad online, pero parece que la tecnología avanza más rápido que las legislaciones y la toma de conciencia de la población.

¿Estamos preparados para la batalla?
“Según un estudio de la firma Parametría aunque el 88% de los mexicanos considera que la privacidad debe ser un derecho constitucional, el 73% no sabe a dónde acudir en caso de que una institución haga mal uso de sus datos personales”.

En México, uno de los principales enemigos de la privacidad es el desconocimiento. Aún cuando la privacidad o el derecho a la vida privada se encuentran regulados en los artículos 6, 16 y 73 constitucionales, en la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares (LFPDPPP) y en diversos tratados de los que México es parte y han sido definidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, “Como el derecho a mantener fuera del conocimiento de los demás (o a veces, dentro del círculo de sus personas más próximas) ciertas manifestaciones o dimensiones de su existencia (conducta, datos, información, objetos) y al correspondiente derecho a que los demás no las invadan sin su consentimiento”, los mexicanos no sabemos cómo actuar o a dónde acudir en caso de que nuestra privacidad se vea expuesta.

Tener privacidad significa tener una zona (metafórica, no necesariamente geográfica) libre de observadores. Las ventajas de la privacidad pueden dividirse en dos: las privadas y las políticas, aunque ambas están relacionadas.

En este sentido, un paso importante es la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea a favor del “derecho al olvido”, el cual tiene como finalidad proteger la dignidad, la reputación y el buen nombre de una persona en concreto, a través de la eliminación de vínculos o información que pudieran afectar al interesado, mediante la desindexación o desvinculación entre la información y los buscadores de internet, llamados intermediarios (por ejemplo, Google, Bing o Yahoo, por citar solo algunos) o que la propia fuente, es decir, la página web que contiene los datos oculte o borre el contenido correspondiente.

¿La batalla por la privacidad, es caso perdido?
“La privacidad proporciona un refugio para la reflexión, la curiosidad y la libertad imaginativa. Así que defender lo privado es defender la posibilidad de vida creativa y significativa”. Josh Cohen.

Es innato en nosotros querer mantener ciertos hechos y detalles sobre nuestras vidas y guardarlos para nosotros mismos, y unicamente compartirlos con las personas en que confiamos, las que valoramos y las que nos entienden; pero a medida que avanzamos en el tiempo donde la capacidad de controlar esa información se vuelve cada vez más compleja, en un mundo donde la información es universalmente accesible tenemos que preguntarnos ¿Cómo protegemos esos hechos? ¿Cómo mantenemos nuestra privacidad en la era digital?

Por: Juan Antonio Segura González

Director General INNOVATI Consulting Group S.A. de C.V.

Daniel Castillo Ponce

Director Adjunto y de Operaciones.

 

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