“No es una tarea que se logre de la noche a la mañana, pero sí con una firme intención de cambio.”
P ensemos por un momento en lo siguiente: una organización moderna, sin estructuras, sin jefes definidos jerárquicamente, sin funciones ni descripciones de puestos rígidos, una organización en donde la comunicación fluye, en donde no hay competencia sino cooperación, en donde importa más la suma de los esfuerzos de todos sus integrantes que el lucir los talentos individuales, en conclusión, una organización totalmente fuera de lo normal. Efectivamente, es un poco utópico e irreal pensar en una organización así, sobre todo, cuando estamos acostumbrados a pensar en organizaciones jerárquicamente estructuradas donde importa más el puesto que el trabajo (no en todas, pero sí en muchas de ellas) y en donde el objetivo principal es la permanencia antes que el logro. Definitivamente sería ilusorio pensar en algo así, sin embargo, una tendencia en las organizaciones actuales a nivel mundial, es pensar en aquellas en donde el trabajo fluye sin preocuparse por las jerarquías, siempre predominando el cumplimiento de los objetivos y la búsqueda de resultados.
Esfuerzos = Objetivos
No obstante, bajo las condiciones actuales en las que las empresas se encuentran operando en México, ¿es posible pensar en algo así? Por supuesto que es un reto para el estilo gerencial actual pero no imposible, las empresas están en una búsqueda constante de maneras diferentes que permitan que el trabajo fluya de forma más ágil y sin tantas complicaciones, que permita que todos entiendan su objetivo en la organización y el de los demás, para que de esa manera se unan esfuerzos y se cumplan los objetivos. Pero, ¿cómo lograr esto?
Por: Aldro Álvarez Cruz Si desea conocer el texto completo busque nuestra edición de Octubre en todos los Sanborns del país.