En los últimos años, las organizaciones se han visto obligadas a poner mayor énfasis en el bienestar de sus empleados. Esto responde, no solo a la creciente necesidad de atraer y retener al mejor talento para lograr los objetivos de la empresa, sino para hacer frente a las demandas que genera la “era del cambio exponencial”. Era del cambio exponencial En la cual las transformaciones tecnológicas y sociales avanzan a un ritmo acelerado, representa un gran desafío para las personas y para las organizaciones.
La adaptabilidad, la colaboración y la capacidad de aprendizaje continuo, se han convertido en habilidades esenciales para adaptarse a las nuevas necesidades de los negocios. En México, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social emitió la NOM-035-STPS-2018, “Factores de riesgo psicosocial en el trabajo – Identificación, análisis y prevención”, cuyo objetivo es establecer los elementos para identificar, analizar y prevenir los factores de riesgo psicosocial en el entorno laboral, así como para promover un entorno organizacional favorable en los centros de trabajo.
El enfoque en el bienestar y salud mental, se vio impulsado aún más en el 2020 con la llegada de la pandemia del coronavirus, en donde las condiciones laborales y sociales cambiaron drásticamente, generando un impacto sin precedentes en el bienestar de las personas. En Estados Unidos, Amy Edmonson, profesora de liderazgo y gestión organizativa en Harvard Business School, acuñó el término de “seguridad psicológica” desde la década de los 90.
De acuerdo a Edmonson, la seguridad psicológica es “la creencia de que una persona no será castigada o humillada por expresar ideas, hacer preguntas, plantear inquietudes, asumir riesgos o cometer errores”. Tras realizar varias investigaciones en equipos de trabajo de diversas industrias, Edmonson demostró que la falta de seguridad psicológica en las organizaciones tiene un impacto negativo en productividad, innovación, resolución de problemas, colaboración, aprendizaje, creatividad, mejora continua, compromiso y rotación del personal.
¿Cuántas veces nos hemos enfrentado con la “difícil” decisión de expresar nuestras dudas o ideas por temor a ser juzgados? ¿Cuántas veces podríamos haber evitado que se cometiera un error, si nos hubiéramos atrevido a señalarlo? Frecuentemente olvidamos que al expresarnos abierta y constructivamente, podemos ayudar a mejorar la comunicación entre los miembros del equipo, clarificar información, fomentar la colaboración, generar nuevas ideas e incluso a tomar mejores decisiones.
En este contexto, los líderes juegan un rol fundamental, ya que son los principales responsables de mantener un ambiente laboral saludable, en el cual los empleados puedan desarrollar su máximo potencial. Además, se espera que sean capaces de valorar y de aprovechar plenamente la diversidad presente en sus equipos de trabajo, uitilizando los talentos individuales de los miembros para afrontar con éxito los desafíos que se les presentan.
Por: Mtra. Lorena Lavín
Sr. Consultant en Mindoneers. Consultora en Recursos Humanos enfocada en transformación cultural, gestión y desarrollo de talento