Hablar de finanzas personales es un tema que para muchas personas puede llegar a representar un auténtico dolor de cabeza. Es un hecho que un gran porcentaje de la población no cuenta con un plan financiero ni a corto ni a mediano ni a largo plazo, en otras palabras… ¡esto no existe!
La cultura del ahorro en nuestro país es prácticamente inexistente porque siempre se nos ha enseñado (a aquellos que de alguna u otra forma nos llegó la teoría) que el ahorro se da con los excedentes que existen entre el ingreso y el gasto, lo que queda representado con la siguiente fórmula: Ingresos – Gastos =
Ahorro, principios básicos de las teorías económicas.
Si analizamos la fórmula anterior, matemáticamente es correcta siempre y cuando nuestros ingresos sean mayores que nuestros gastos ya que de lo contrario obtendríamos un ahorro negativo (lo cual no existe) porque en realidad estaríamos generando una deuda, y es justamente en este punto en el que necesitamos hacer un análisis acerca de la forma en cómo manejamos nuestras finanzas personales.
El ahorro como un hábito
La cultura del ahorro se debe dar como un hábito inculcado desde pequeños, no porque nos sobre dinero, para poder ahorrar debemos aprender a gastar en apego a nuestros ingresos y no a nuestros impulso o deseos. Es importante que se determine una cantidad fija y tener la disciplina de ahorrarlo de forma periódica.
En este punto surge otra cuestión… ¿qué tienen que ver mis finanzas personales con el funcionamiento de mi empresa?
De manera muy común y general, una micro o pequeña empresa es liderada por una sola persona, que en la mayoría de los casos es el emprendedor- empresario y fundador de la misma, esta situación obviamente no tiene nada de extraordinario ni tendría que afectar el funcionamiento de la empresa si no fuera por un pequeño gran detalle…, que las finanzas de la empresa se convierten en las finanzas personales del dueño del negocio y viceversa y es aquí en donde empiezan los problemas.
La caja de la empresa se convierte en la caja chica del empresario y en innumerables casos de toda la familia.
Por: Lic. Rosalinda Pizarro Santos y Lic. Alejandro Mancera Rodríguez