Para que una empresa tenga una verdadera cultura de inclusión e igualdad, no basta con cumplir una cuota o diseñar normas, se requiere un liderazgo justo, que a todos trate por igual y se eliminen estereotipos inconscientes. Los empleados y líderes enfrentan un enemigo invisible: la discriminación sutil, se presenta sin que el perpetrador se dé cuenta, provocando microinjusticias que dañan, hieren y socavan el rendimiento del equipo.
Esto se conoce como encubrimiento, que surge cuando los líderes no actúan de forma justa y honesta, y se dejan llevar por estereotipos, incluso desde el momento de reclutar talento. El primer paso a trabajar para cambiar y eliminar los estereotipos son:
• La presunción, que se presenta cuando las asociaciones y suposiciones generadas conscientes o inconscientes en los equipos de trabajo influyen en cómo las personas evalúan un escenario.
• En segundo lugar, eliminar la creencia de que los grupos de trabajo con personas de ideas afines son más sólidas, ya que entre más diverso sea el grupo mayores éxitos se tendrán.
• El tercero es designar tareas de forma equitativa y no dar tareas por capricho o prisas, ni asignar siempre a los mismos talentos. Como líder, hay que trabajar en que todos los empleados desarrollen sus habilidades, no solo los estrella.
• El cuarto es dar retroalimentación justa, donde los gerentes deben intentar ser conscientes de los prejuicios inconscientes y ver su propio punto de vista como algo generalmente subjetivo.
• En el quinto está eliminar las expectativas de roles fijos, donde las mujeres suelen ser las más afectadas.
Por: María Vallejo
Reportera