“Necesitamos mejores empresarios de mente innovadora, aventureros que corran el riesgo para encontrar nuevas rutas para hacer negocio.”
¿Están nuestras PyMEs realmente preparadas para competir? ¿Es nuestra empresa capaz de trabajar a lo grande? Son cuestiones que nos ocupan desde hace ya tiempo, suficiente para haber sido testigos de las ideas expuestas por Gary Hamel en Compitiendo para el Futuro y haber presenciado los Hábitos que Destruyen a las Buenas Compañías, sin que hayamos hecho gran cosa por cambiar nuestra realidad. Hemos transitado una década llena de negación, arrogancia, complacencia, miopía competitiva y no poca obsesión por el volumen. Hace ya más de diez años que vivimos con la amarga queja de nuestros empresarios no preparados para competir tras la “invasión” producida a raíz del TLC. Años que se han sucedido queriendo detener lo inevitable, sobreviviendo aún con experiencias crudas acerca de lo difícil que es hacer negocio con la “desleal” competencia asiática. Pero ¿hemos hecho algo por prepararnos para realmente competir? Antes de llegar a una respuesta categórica, revisemos algunas cuestiones que tradicionalmente han boicoteado muchos esfuerzos desde el propio seno de nuestras empresas, aunque mejor sería decir, desde su cúspide.
Competitividad
Sabemos que para estar en posición de competir debemos comprometer algo que el cliente busca o necesita, sea esto un mejor tiempo, un menor costo, un mayor rendimiento, etcétera. El hacer las cosas a la mexicana ya no está funcionando como antaño, aunque continuamos pregonando con orgullo nuestra creatividad para terminar siempre fallando en mantener un desarrollo constante en el tiempo. Ahora se habla en una lengua global, de crear una marca país que distinga a las sociedades del resto, de poder construir una identidad que se muestre ante todos, eso que permite por ejemplo distinguir a una iniciativa japonesa de una alemana o una italiana. Y es que cuando volteamos a ver lo que son algunas de nuestras pequeñas empresas, nos damos cuenta de porqué muchas de ellas nunca lograrán ser lo grandes que se quisiera, perdidas en un enanismo por la incapacidad de sus directivos para hacerlas crecer, miopes por la perspectiva que les da el solo pretender ver números en un papel.
Por: Lic. Sergio Arturo Jaime Mendoza, Si desea conocer el texto completo busque nuestra edición de Octubre en todos los Sanborns del país.