Los hogares de todo el mundo tienen que aprender a adaptarse a una nueva normalidad en tiempos de covid-19. Los niños no pueden ir a la guardería ni a la escuela y quedarse en casa. Millones de profesionales también se han trasladado a trabajar desde casa para ayudar a frenar la propagación del coronavirus. Todo esto significa que tenemos que encontrar nuestro camino hacia una nueva forma de vida. Estos ajustes, a su vez, pueden significar que algunas personas tengan más responsabilidades que otras. ¿Qué es el trabajo emocional? El trabajo emocional (Emotional Labor en inglés), es el proceso de lidiar con los sentimientos de tal manera que se puedan satisfacer las demandas de un trabajo. Las profesiones en las que el contacto con las personas es primordial -como profesores, trabajadores sociales y cuidadores-, suelen realizar un trabajo emocional como parte de su trabajo.
En estas profesiones, no solo deben cumplirse los deberes del trabajo, sino que también deben controlarse las propias emociones para lidiar mejor con las de las personas con las que se tiene contacto en el contexto del trabajo. Se cree que las personas en posiciones que requieren trabajo emocional, tienen más probabilidades de experimentar estrés severo y agotamiento. También existe una notable brecha de género en las profesiones en las que el trabajo emocional juega un papel central. Las mujeres tienen más probabilidades de ser en un trabajo emocional que los hombres, incluso si están en la misma posición. Se configuran emociones que la persona respectiva en realidad no siente, pero con las que quiere transmitir empatía, optimismo y calma.
Las mujeres también enfrentan los desafíos del trabajo emocional fuera de este, porque muchas tienen que controlar las emociones de sus hijos o cónyuge dentro del hogar, para posibilitar una convivencia pacífica y ordenada.