Hasta hace poco tiempo, si escuchábamos a alguien decir “estoy contratado a través de una empresa de outsourcing”, la alegría por esa persona nunca era la reacción inmediata. Inclusive asumimos que dicha persona, al estar integrada a un esquema laboral tecerizado, seguramente padecía condiciones abusivas, hasta ilegales, en su convenio de trabajo.
Y no era para menos, la percepción de este modelo era mala. Una encuesta de principios de 2021 reveló que el 58% de los mexicanos cree que las empresas de outsourcing violan derechos laborales; el 78% estima que ofrecen salarios más bajos; el 59% afirma que no otorgan prestaciones de ley; el 49% señala que no ofrecen seguridad social; y el 62% asegura que la mayoría de los proveedores de servicios tercerizados, con el fin de evadir impuestos, reporta a las autoridades sueldos menores.
Ante tal contexto, en el que la población mexicana no muestra expectativas positivas en torno a la tercerización laboral, la decisión de reformar el marco regulatorio del outsourcing fue el paso en la dirección correcta. Por supuesto, como lo han señalado diversos especialistas, la nueva regulación tiene aspectos que aún pueden mejorarse, y su implementación plena demandará una colaboración eficiente entre las autoridades y el sector privado.
Sin embargo, más allá de críticas iniciales al renovado contexto regulatorio, hay que aceptar que las malas prácticas de outsourcing, si se hubieran mantenido por más tiempo, habrían dañado la imagen de los esquemas de fuerza laboral externa y, tarde o temprano, habrían afectado la productividad de las empresas del país. Por ejemplo: personas optando por un empleo informal antes que considerar una opción de tercerización, y organizaciones enfrentando problemas operativos, e incluso legales, por un servicio de outsourcing que atente contra la integridad de los colaboradores.
Con esto, luego de meses de debates y polémicas, México tiene la oportunidad de redefinir el ecosistema en el que operan las fuerzas laborales externar; y la ocasión no podía llegar en mejor momento: cuando la importancia estratégica de los colaboradores externos resulta cada vez más evidente. Según con un estudio de SAP realizado en colaboración con Oxford Economics, el 55% de las compañías globales considera que la fuerza laboral externa es imprescindible para las operaciones cotidianas del negocio.
La tendencia global avanza hacia modelos de trabajo que permitan la alta especialización y la flexibilidad por proyectos, la oportunidad de México de avanzar a la par del mundo empieza ahora.
Con información de SAP.