“Tenemos la hipótesis de que hoy, el liderazgo digital se encuentra en manos de los colaboradores más jóvenes.”
Cuando Tim Barnes-Lee introdujo al mundo la idea del internet a principios de la década de 1990, sólo unas cuantas organizaciones tuvieron la oportunidad de conocer y anticipar sus beneficios. Después de la industria militar y de inteligencia gubernamental, las instituciones educativas fueron las primeras en establecer enlaces y conexiones al servicio de la investigación y la producción científica. En pocos años hicieron aparición los primeros servicios de mensajería instantánea o chat como ICQ, algunos navegadores que hoy parecen piezas de museo y algunas marcas de correo electrónico y directorios de páginas. Para entonces, la mayoría de las empresas mexicanas continuaban utilizando ampliamente las comunicaciones por escrito y el fax era la mayor innovación para transmitir mensajes entre posiciones remotas. Todavía no cruzábamos el año 2000.
Instrumentos digitales
El gran vuelco se produjo cuando el correo electrónico se convirtió en una herramienta de uso masivo gracias a la gran penetración que tuvo Microsoft en el mercado con Hotmail y, desde luego, con la suite insignia que habita en millones de millones de oficinas de todo el planeta: Office®. Herramientas como el procesador
de textos, las hojas de cálculo y los programas para generar presentaciones, se convirtieron en catalizadores de nuevos procesos de gestión de la operación, la información y el conocimiento organizacional. Definitivamente produjeron una transformación en las formas de llevar a cabo el trabajo. Muchos lectores todavía recordarán los ejércitos de secretarias y asistentes que se requerían hace algunas décadas para producir toda la documentación relacionada con la vida de las empresas. Otros tendrán presente el entrenamiento especializado que se requería para utilizar Lotus y ciertos lenguajes de programación que ya no están vigentes.
El escenario ha cambiado de manera paulatina y lo que comenzó como una introducción de herramientas de apoyo es ahora un auténtico reto para el liderazgo y el desarrollo gerencial. Las nuevas generaciones de jóvenes colaboradores y trabajadores de producción y ventas se comunican de otro modo. Se encuentran
adheridos a los dispositivos de telefonía móvil y a las tabletas para sentirse conectados con sus diferentes contextos, familia, amigos y escuela. El trabajo, la oficina y la organización nunca serán los mismas. La introducción de los instrumentos digitales ha modificado drásticamente las relaciones y con ello el sentido de pertenencia. Las redes sociales en internet produjeron uno de los hitos disruptivos de mayor implicación al intervenir de forma drástica en el proceso de interacción entre las personas en las empresas. Recordemos que, en materia de recursos humanos, las personas son como las neuronas en el cerebro y las relaciones entre ellas como las uniones que hay entre dichas células. A mayor fortaleza en las conexiones, mejor resultado habrá en el desempeño de sus funciones. La comunicación verbal y la cercanía física han dejado su lugar para dar cabida al intercambio a través de Facebook, Twitter, Instagram, Vine, Periscope, Snapchat y LinkedIn, ésta última destaca por ser una red de profesionales.