Ya sea que se encuentre en el nivel ejecutivo o en la planta de producción, el pensamiento positivo en el trabajo es una habilidad poderosa. Una actitud positiva no solo ayuda a superar la adversidad, sino que también aumenta las habilidades de afrontamiento, los sentimientos de alegría, fortalece el sistema inmunológico y mejora el éxito financiero. Estudios internacionales muestran que los profesionales de ventas optimistas, venden más que sus contrapartes pesimistas en un 56%.
Tenemos más éxito cuando somos más felices y positivos. Por ejemplo, los médicos que se encuentran en un estado de ánimo positivo antes de hacer un diagnóstico muestran casi tres veces más inteligencia y creatividad que los médicos en un estado neutral, y hacen diagnósticos precisos 19% más rápido.
En otra encuesta, los optimistas tenían un 40% más de probabilidades de ser ascendidos durante el próximo año, seis veces más de estar muy comprometidos en el trabajo y cinco veces menos de agotarse que los pesimistas. El pensamiento positivo no es algo con lo que las personas nacen. En cambio, es algo que puedes aprender con el tiempo; ejercitar tu músculo de positividad tan fácilmente como tus abdominales en el gimnasio.
Para cosechar los beneficios del pensamiento positivo en el trabajo, se necesita práctica constante. Entonces, veamos cinco formas de adoptar una actitud positiva que puede marcar una gran diferencia en el lugar de trabajo.
- Practica la gratitud
Las investigaciones muestran que los empleados están motivados para dar lo mejor de sí mismos cuando se sienten apreciados. No solo eso, sino que la gratitud en el trabajo crea un efecto dominó dentro de la organización. Mostrar aprecio hacia alguien probablemente lo inspirará a “devolver el favor” y agradecer a los demás.
Por ejemplo, en lugar de comenzar una reunión con presentaciones aburridas, pídales a las personas que compartan algo por lo que estén agradecidos. También puede reconocer a los empleados que hacen todo lo posible para ayudar a un compañero de trabajo. Otra idea es crear un desafío de gratitud de 10 días. De esa manera puede alentar a los empleados a expresar su gratitud a través de pequeñas acciones diarias.
Por ejemplo, un día puede pedirles a los empleados que hagan algo bueno por un compañero de trabajo y otro día, puede pedirles que escriban cinco cosas que aprecian de su jefe. Las posibilidades son infinitas.
Por: Ingeniero Empresarial Emanuel Kramer
Fundador de Kramer Consulting International