Analizar las experiencias de distintos países en la transición energética ha permitido identificar que el desarrollo de energías limpias debe ser proyectado con el compromiso de llegar al término de las estrategias establecidas, sin importar los cambios políticos o de gobierno. En el contexto nacional, esto implicaría que tomaría más de un sexenio gubernamental observar cambios significativos en la diversificación de la matriz energética de México.
La accesibilidad económica de las energías limpias aún no se ha alcanzado para reemplazar a las energías fósiles, lo cual sigue siendo uno de los argumentos más fuertes entre las naciones en vías de desarrollo, como México, que busca contar con energía asequible. México es uno de los países con mayores ingresos generados por la explotación del petróleo; cerca del 90% de la demanda energética se atiende a través del consumo de hidrocarburos.
Esta situación coloca al país en una posición de vulnerabilidad ante los cambios de precios en los mercados internacionales. Si bien es cierto que el desarrollo tecnológico para las energías limpias avanza rápidamente en varios lugares del mundo, son los países desarrollados los que innovan y cuentan con un involucramiento político que permite materializar proyectos y obtener resultados sustanciales en la transición energética.
En México, las discusiones entre los distintos actores del sector energético destacan la necesidad de contar con voluntad política y certidumbre en las estrategias. Las recientes noticias sobre los resultados de las elecciones dejan una clara inquietud sobre el estatus económico y social nacional, referente a los retos que se presentarán en materia energética para el sector privado y sociedad.
Existen diferentes retos en el sector energético que deben estar alineados con los objetivos nacionales de crecimiento, bajo un desarrollo sostenible. En el pasado, las diferencias entre estos objetivos y las políticas energéticas han genera[1]do desajustes en las reglas del sector, lo que actualmente representa problemas en materia de electricidad, gas natural y energías limpias.
Desarrollo sostenible
Hoy, es un reto para México, no solo en términos económicos, sino en cómo debe impactar a la sociedad a través de una serie de mejoras a nivel micro y macro. Los impactos en el crecimiento económico del sector energético deben considerar dentro de sus objetivos la soberanía energética y ambiental. Esto exige que el sector energético dé prioridad a reducir las emisiones contaminantes mientras satisface el creciente consumo de combustibles y energía eléctrica.
Para lograrlo, la tendencia global es incorporar energías limpias que permitan mitigar los impactos al medio ambiente, y México ha considerado seguir estrategias en este sentido. Sin embargo, aun cuando se vislumbra una mayor participación de energías limpias en la matriz energética, la dependencia de los hidrocarburos seguirá teniendo un papel protagónico en el sistema energético mexicano.
Esto se observa en el incremento de las reservas nacionales y la operación de distintos proyectos en toda la cadena del sector hidrocarburos. Para este 2024, se prevé que la aportación del sector petrolero y gasífero a la economía supere con creces los montos de años anteriores, tendencia que probablemente continuará en los próximos años.
Por. Guillermo Gómez Herrera
CEO de Consultoría Sustentable G2H