“Las personas no representan únicamente el recurso organizacional de una empresa, sino más bien, simbolizan al socio principal de la compañía.” (Chiavenato, 2001)
Los retos que enfrentan las empresas a nivel mundial en cuanto al factor humano, se han convertido en un área de ajuste y estrategia para los especialistas de recursos humanos de cualquier tipo de empresa, no importando el giro, el tamaño o sector de actividad. Las empresas están en una constante vorágine de cambios y dificultades en la oferta de empleo y en la captación de los elementos idóneos, su capacitación, fidelidad y compromiso con los objetivos de la misma, en búsqueda permanente del talento sin contar que tienen que estar adaptándose a los cambios que les presenta el entorno de manera radical e intempestiva. Para mantener la armonía de la evolución natural de la empresa, hoy se discuten las variantes de las generaciones que conviven en una organización, dificultando el desarrollo de fórmulas que generen el resultado idóneo entre el personal que forma parte de la generación de los Baby Boomers, los de la Generación X y los Millennials, ya que cada una de éstas representan un sector que requiere y demanda una atención diferente, personalizada y lista para impulsarlos a mejorar su desarrollo.
El reto
Lograr potenciar lo mejor de cada generación a través de equipos de trabajo colaborativos, lo cual, podría abonar a complementar sus fortalezas en un sano ambiente de trabajo, sacando lo mejor de cada grupo para la consecución de los objetivos tanto de la organización como de los individuos. Los constantes cambios culturales en nuestro país, las variantes de género, edad, habilidades tecnológicas, tendencias, competitividad internacional abierta, son parte del gran desafío de los RH a la hora de integrar a estos grupos. Cuando no se manejan de manera correcta las variantes, se pueden generar choques culturales y falta de motivación, resultando un
alto nivel de rotación, limitando el logro de objetivos de la empresa, generando círculos viciosos o degenerativos afectando las finanzas, el clima laboral, entre otros aspectos, lo cual termina siendo un factor clave en el deterioro del desarrollo de una empresa y mina la capacidad de creación de valor por parte de sus integrantes.