Durante los últimos doce años se insiste en la necesidad de que el país cuente con una nueva ley laboral. Uno de los principales argumentos esgrimidos para ello es su falta de actualización o lo que es lo mismo su obsolescencia.
En muchas ocasiones las leyes pierden su actualidad por diversas causas; sin embargo, hay muchas leyes que perduran décadas y hasta siglos sin perder su vigencia, aplicación práctica y funcionamiento social. En el caso de nuestro país el tema central sobre la necesidad de contar con una nueva legislación laboral no debe manejarse bajo este argumento.
La justificación de una nueva Ley Federal del Trabajo es que este tipo de legislación aunque con un indiscutible basamento social, tiene un impacto directo en el desarrollo económico. En efecto, la economía como ciencia social tremendamente humana tiene ciclos. La naturaleza cíclica humana y por tanto, económica es una verdad universal; las leyes que las rigen deben en consecuencia, considerar este hecho para ser funcionales y eficientes al tiempo que tutelen de manera equilibrada los derechos de las partes.
Nuestra ley laboral carece de la flexibilidad que la condición cíclica de la economía tiene intrínsecamente. Desde su origen y a lo largo de su existencia, no se ha considerado que toda ley social y económica como en el caso de la que analizamos, debe tener elementos que le permitan adaptarse a las fluctuaciones económicas en las diversas ramas como la industrial, la agrícola y de servicios por mencionar algunas.
La posibilidad de adaptar en este caso, el mercado laboral al ciclo económico no existe en nuestra ley. Se aprecia un todo o nada; es decir, la contratación o despido de los trabajadores sin importar el ciclo económico; que por cierto, es temporal. No hay evidencia empírica que señale la existencia de una economía a lo largo de la historia, la cual se mantenga siempre en crecimiento.
Toda economía sube y baja por lo que el ‘quid’ fue y será tratar de mantenerla el más tiempo posible en la cresta alta de su curva de crecimiento reflejada en su ciclo. No obstante, es necesario entender que la economía tiende a bajar y subir cada determinado tiempo de forma impredecible.
Por: Dr. Carlos Alberto Martínez Castillo