De 2006 a la fecha, se han emitido más de 400 mil certificados de competencia laboral. En un país con más de 120 millones de habitantes no es nada.
En los últimos años, el término “competencias” se ha posicionado en el ámbito académico y empresarial, particularmente en el de capacitación, como una inspiración en el diseño de los programas de formación. Algunos pensarán que hasta se ha puesto de moda, pero ¿realmente estamos entendiendo y aplicando la esencia de los modelos de formación por competencias? Revisemos algunos conceptos y reflexionemos al respecto. Cuando en México se comenzó a escuchar el término “competencia laboral”, muchas personas lo relacionaban con la rivalidad entre dos personas para competir por un puesto de trabajo en el mercado laboral, nada más alejado de la realidad y de la importancia que este término tiene y ha tenido. El objetivo es lograr que las personas mejoren su desempeño laboral y profesional, al ser reconocidos sus conocimientos y experiencias, independientemente de la forma en que las adquirieron.
La Competencia
Definamos entonces qué es una competencia: el conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas y comportamientos individuales (actitudes, hábitos y valores) que le permiten a una persona desarrollar eficientemente una actividad productiva. Es decir, una competencia contempla: el saber, el hacer y el ser. El saber son los conocimientos o saberes teóricos. El hacer son las habilidades y las destrezas es decir, los saberes prácticos. El ser, son las actitudes, los saberes valorativos y éticos. Esta trilogía de aspectos es lo que define que una persona sea competente o no.
Por: Mtra. Rosalinda Pizarro Santos / Mtro. Alejandro Mancera Rodríguez
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