Un país en desarrollo debe tener metas definidas y alcanzables, enfocadas en este caso a obras de infraestructura carretera.
Nacimiento tardío de los caminos en México
Al iniciarse las operaciones del ferrocarril en 1850, se abrió el tráfico a la primera línea, teniendo especial preocupación por su mantenimiento.
Si bien es cierto que el sistema carretero no evolucionó considerablemente en la segunda parte del siglo XIX, debe advertirse que en esa época destacan dos hechos fundamentales: la continua preocupación del presidente Juárez por conservar y mantener durante su mandato la red carretera y la formación en 1891, por acuerdo del general Porfirio Díaz, de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas al quedar separada de la Secretaría de Fomento.
Al aparecer el vehículo automotor en México en 1908 hubo que enfrentarse a la necesidad de modificar radicalmente el sistema de transporte carretero. Así que cuando el régimen revolucionario se consolidó, los adelantos tecnológicos eran tales que los caminos mexicanos resultaban inoperantes.
En 1925 bajo la presidencia de Plutarco Elías Calles se fundó la Comisión Nacional de Caminos y se estableció un impuesto sobre la gasolina dedicado a la construcción y conservación de caminos, iniciándose así, la etapa constructiva institucional de las administraciones revolucionarias.
La primera preocupación de este organismo fue la de iniciar una red básica que ligara la capital de la república con las de los estados, con los principales centros de población y con los puertos marítimos y fronterizos.
Los limitados recursos y los reducidos volúmenes de tránsito explican la lenta expansión inicial del sistema que en 1930 alcanzó menos de 1,500 km, a partir de entonces, la red carretera ha seguido creciendo y actualmente cuenta con más de 360,000 km.
Modernización y reconstrucción
Lo anterior conduce a dar especial prioridad a:
• La conservación sistemática de las obras existentes y el mantenimiento de los niveles de servicio, con objeto de obtener el máximo aprovechamiento de los esfuerzos ya realizados por quienes nos precedieron y que constituyen un patrimonio de la nación.
• La ampliación, reconstrucción y modernización de los tramos existentes que ya no responden a las necesidades del tránsito ni a las características de los vehículos, y que se han constituido en verdaderos cuellos de botella donde la circulación se ha tornado lenta y peligrosa.
Por: Ingeniero civil Jaime Eduardo Ángeles Cerezo,
Perito profesional en vías terrestres
Ingeniería S.A. de C.V. Coordinador de calidad.