
Todas las empresas en algún momento de su desarrollo, inician una búsqueda de aquel elemento diferenciador que les permita estar un paso adelante de los demás. Eso es lo que les permitirá que sus clientes volteen a verlas como una opción real, confiable, pero, sobre todo, que satisface la necesidad; por la cual las buscaron en primera instancia, las diferencian sobre la ya enorme oferta que hay en el mercado. Si, hoy no somos los únicos que participamos en el mercado con un producto o servicio nuevo o innovador. Ese elemento diferenciador se le conoce como ventaja competitiva, lo que nos hace diferentes a los demás, y como empresas es necesario encontrarla para no ser una más del montón para nuestros clientes que en muchas ocasiones no perciben una gran diferencia entre una y otra. Pero cuando hablamos de fuentes de esa ventaja competitiva, es innegable que nos remita a pensar como empresa, ¿cuál es nuestra propuesta de valor? Sí, eso que el cliente percibe, valora y por lo mismo, al serle útil, está dispuesto a pagar por ello.
En este momento la primera pregunta que debemos hacernos es: ¿identifico cuál es la propuesta de valor de mi negocio? Ojo, no estamos hablando de que es lo que vendemos o que servicio ofrecemos, sino, qué es eso que el cliente percibe como diferente a los demás.

Por: Aldro Álvarez Cruz, Consultor
Empresarial y Conferencista. Socio
Fundador de A&R Management,
empresa de Consultoría y
Presidente Internacional de
Competencia Gerencial