Como bien dice un colega mío, este tema está muy de moda, pero la verdad es que no estoy seguro que se esté entendiendo a cabalidad; y no se trata de subestimar a nadie y menos a los que conforman el eje motor del desarrollo de todo economía: las empresas. Solo me atrevo hacer algunos comentarios para reflexionar un poco más sobre el mismo, y profundizar el alcance del tema social, sin dejar de lado en absoluto que la actividad empresarial trata de un negocio, con la consiguiente expectativa de lograr rendimientos económicos de las inversiones realizadas.
Lo que sucede es que las empresas en general y de manera tradicional, se concentran mayormente en la sostenibilidad financiera, y poco o nada en otros temas que son también determinantes para su sostenibilidad, como lo son el tema de medio ambiente y sin duda, lo social.
Es aquí donde surge la Responsabilidad Social Corporativa, conocida también como Responsabilidad Social Empresarial (RSE), que desde hace años está cobrando cada vez mayor relevancia, porque al comprender el alcance que en realidad debe tener toda empresa, que no es un ente exánime y de ninguna manera está aislada de un entorno, y por tanto está relacionada con personas interna y externamente, con comunidades y con recursos naturales, tiene que adoptarla como una estrategia más, incorporando información de carácter social en la planeación.
Objetivos con impacto
La RSE contribuye al buen desempeño financiero reflejado en una actividad no sólo comprometida con sus propósitos como empresa, sino también que operando de manera transparente, sus funcionarios en los distintos niveles de su estructura organizacional
estarán motivados entendiendo que su actividad aporta también a un impacto externo que contribuye de manera significativa en la construcción de un futuro global más justo y sostenible.
Esto es posible al integrar el negocio. Hacer parte de la cultura organizacional, de manera explícita y como parte de la gestión misma de las empresas: el respeto por las personas, asumiendo profundos valores éticos, y respetando además a la comunidad y el medioambiente en el que tenga alcance su operación. Lo anterior se da independientemente de los productos o de los servicios que ofrezcan, de la especialidad que se trate y del tamaño que tengan.
Por tanto, la RSE es el compromiso consciente y consecuente de cumplir de manera integral, con las expectativas financieras, sociales y ambientales de todos los participantes de la empresa, de todos aquellos que conforman los denominados Grupos de Interés (Stakeholders), lo que implicará alcanzar el bienestar de todos ellos y no sólo el de los inversionistas, como se concebía normalmente en el quehacer empresarial, que buscaba exclusivamente la mayor riqueza de quienes invierten en ella.
Ahondando en la percepción de la RSE y el consiguiente compromiso global, considero dar un paso más al privilegiar a los clientes. Esto sin quitar importancia alguna a cada uno de los que componen los grupos de interés: los directos (accionistas o socios, directivos, proveedores, funcionarios y clientes) y los indirectos (competencia, gobierno y comunidad en la que se opera).
La consideración surge a raíz de la experiencia obtenida en la gerencia de empresas dentro del ámbito de las finanzas populares, de las cuales uno de sus componentes son las denominadas Micro financieras, quienes en general prestan sus servicios al sector MiPyMe (Micro, Pequeña y Mediana Empresa).
Por: José Gonzalo Puente Ibarnegaray
Consultor/Asesor de Entidades Financieras en general y Micro financieras en particular en Bolivia, México, Perú, Brasil y Guatemala