Aquí se pone en total evidencia la capacidad del líder para enfrentar la nueva normalidad, y se convierta en el motivador para que todos abracen esa “cultura innovadora” en la institución.
Aunque parezca innecesario, vale la pena hacer una referencia muy rápida del significado de ser líder, que es muy distinto que ser jefe; esto último sin duda es más sencillo, ya que solo se debe instruir a que se hagan las cosas de la manera que se considera que debe hacerse (por la razones que sean).
Lo difícil es motivar, inspirar y orientar simultáneamente para que las cosas se hagan, pero con el convencimiento y compromiso de todos los involucrados, quienes sin duda se van a “apropiar” de la empresa, lo que dará lugar a grandes beneficios para los Stakeholders (Grupos de Interés) en general, pero en particular, para los clientes, empleados y desde luego la empresa; esto solo lo logra el líder.
Ahora bien, los líderes de toda organización, quienes ya venían encarando o al menos evaluando la adopción de tecnología, en mayor o menor grado, para algunas o todas las áreas de esta, la que desde luego traerá grandes beneficios para la gestión, pues permite mayores niveles de eficiencias y productividad, economías de escala y otros más.
Según la actividad que trate en la actualidad, por la pandemia y la propia crisis económica de los países, que exige con mayor razón ser innovador e incluso disruptivo, se ha acelerado el uso de tecnología, que en muchos casos se está pro yectando incluso a una transformación digital, lo que deben encarar de manera inevitable.
Retos a enfrentar
Esto da lugar a un primer reto para ellos, que sus organizaciones sean “ambidiestras” (modismo de reciente incorporación en el léxico empresarial en general), que son las que, por un lado, siguen haciendo la actividad tradicional, la que no se puede dejar de lado parcial o totalmente, ya que es la que mantiene “vivo” por ahora el negocio -la que da de comer-, y por otro, deben enfrentar el desarrollo o incorporación de la digitalización (llegó y va a quedarse).
Segundo reto es tener claro hasta donde llegar con la utilización de una y otra actividad -tradicional y digital-. Definir al menos de manera inicial el alcance y magnitud de la gestión de ambas sobre la base de lo que visualiza…
Por: Mgr. José Gonzalo Puente Ibarnegaray, Consultor/Asesor
de Entidades Financieras en general y micro nancieras en particular en Bolivia, México, Perú, Brasil y Guatemala. Miembro de Competencia Gerencial Internacional.