Actualmente en nuestro país el grupo que conforma la principal fuente de trabajadores tienen entre 30 y 49 años según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Este sector de la población ya cuenta con al menos una dosis de la vacuna contra Covid-19 o incluso con ambas dosis.
Estar protegidos con las vacunas hace posible el regreso a muchas de las labores cotidianas y por supuesto al trabajo en oficinas e instalaciones de manera presencial con más protección y seguridad. Pese a los beneficios sobre la salud que ofrecen las vacunas algunas personas se niegan a acceder a las jornadas de vacunación. Si bien no es legalmente obligatorio estar vacunado para acceder a un buen empleo sí es una buena medida para protegernos.
Las leyes para los trabajadores hacen posible el acceso al servicio médico y la disposición de las empresas frente a emergencias sanitarias para brindar lo necesario a los empleados, pero ¿qué pasa si son los empleados quienes no desean disponer de estos servicios?
Es importante reconocer el derecho que tenemos todos sobre nuestros cuerpos y estar conscientes de que nadie puede obligarnos a utilizar o suministrar ningún medicamento o vacuna sin nuestro consentimiento, pero es igual de importante hacer consciencia social y pensar en cómo podemos contribuir a nuestra sociedad para lograr el cese de esta pandemia.
Ninguna empresa puede negar el acceso al esquema de vacunación a sus empleados porque la salud de estos es de interés público y tampoco puede exigirles contar con la vacuna, solo queda brindar información a sus trabajadores sobre los beneficios e inconvenientes de las vacunas. Esta es una forma de generar consciencia social en los trabajadores y en toda la población.