La pandemia de Covid-19 colocó a las empresas entre el trabajo remoto, el presencial o una mezcla de ambos. Unas se resisten al home office y aguardan el día que vuelva la antigua normalidad y otras intentan actualizarse. Todas tienen un reto en común: si no invierten al menos 10% de su presupuesto en tecnología, es muy probable que puedan morir en 2025.
De acuerdo con Sofía Mendoza Dillón, cofundadora de la página de empleo flexible para mujeres Bolsa Rosa, esa inversión tiene que ir acompañada de capacitación para que las personas que laboran en la organización aprendan a autogestionar su trabajo y el tiempo que le dedican. Un estudio de mercado realizado para la creación de su nuevo emprendimiento, la plataforma Life orientada a gestionar el talento vía remota, mostró que entre las empresas que se adaptaron al home office, el 60% planea mantenerse en esa modalidad.
De ellas, el 87% puso en práctica cualquier tipo de estrategia para mantener comunicación con su personal. Gran parte lo hacía con WhatsApp o vía correo electrónico. Ambos medios, utilizados previo a esta crisis, se quedan cortos cuando cada quien labora desde su casa. El costo para las empresas por cada trabajador o trabajadora que labora de manera presencial en el centro laboral oscila entre 2,500 a 3,500 pesos mensuales. En ese sentido, invertir en tecnología para laborar a distancia no necesariamente es más caro.
Por: María Vallejo
Reportera