“Situación actual de las MiPyMEs ante las nuevas tecnologías.”
Los avances tecnológicos de los últimos años han traído una acelerada sucesión de cambios en la gestión de las empresas modernas. Por otro lado, inmersas, casi ahogándose en ese torrente de transformaciones, las MiPyMEs luchan por salir a flote en su búsqueda por insertarse en un mercado que cada vez es más competido y globalizado. Pero éstas no sólo están obligadas a superar las dificultades propias de la era actual, se enfrentan también a rivales colosales, compañías globales que llegan de cualquier parte del mundo respaldadas por grandes capitales y apoyadas en sofisticados métodos de trabajo y avanzadas tecnologías. En este contexto, todo parece indicar que la brecha tecnológica entre las grandes empresas y las pequeñas es cada vez mayor produciendo una competencia desigual a favor de las primeras. No obstante, hoy en día se están desarrollando sistemas para la gestión integral empresarial de muy alta calidad y que cada vez son
más accesibles en costos, de manera que llegará el momento en que el factor económico dejará de ser la principal barrera para la adquisición de tecnología por parte de las MiPyMEs.
En el mediano plazo se prevé que la adquisición y aplicación de tecnología no será forzosamente un complicado proceso con enormes costos, al alcance únicamente de las grandes corporaciones; es por ello que las MiPyMEs que adopten oportunamente el uso de tecnologías en sus modelos de negocio tendrán nuevamente la posibilidad de competir frente a las grandes empresas en igualdad de condiciones. La razón principal por la que las microempresas en México no crecen, es porque no tienen planeado crecer, y en esos casos ni el estímulo más grande o la tecnología más avanzada les puede ayudar. Cuando se le pregunta a los dueños de las micro o pequeñas empresas cuánto tiene planeado vender en el mes, en el trimestre o en el año generalmente no tienen una respuesta clara, ya que sólo esperan vender lo que se pueda. No desarrollan una visión, no definen su misión, no se trazan metas y desde luego no elaboran planes para lograr lo que no se han propuesto. La causa subyacente a este fenómeno suele ser que dichos empresarios siempre están ocupados con las tareas de rutina que no generan valor a la empresa, pero que son requisitos indispensables y se la pasan haciendo de todo menos dirigir su empresa. Esta es una constante en la incipiente cultura organizacional de las micro y pequeñas empresas en las que se ve como un gasto o en el mejor de los casos como un lujo cualquier dinero destinado a la adquisición de tecnología.