
En el ecosistema empresarial actual, donde la atracción y re tención de talento son estratégicas, solemos hablar mucho del ciclo de vida del colaborador: cómo atraerlo, cómo desarrollarlo, cómo comprometerlo. Sin embargo, uno de los momentos más críticos y menos abordados con profundidad es el de la salida.
Las desvinculaciones laborales no son solo un trámite administrativo ni un “mal necesario” en momentos de crisis; son, en realidad, una oportunidad estratégica para demostrar liderazgo, ética organizacional y responsabilidad social. Mal gestionadas, pueden afectar el employer branding, el clima organizacional, la productividad y muy probablemente generar riesgos legales costosos. Bien gestionadas, refuerzan la reputación corporativa, protegen a quienes se quedan y abren puertas para que los talentos desvinculados continúen sus carreras con resiliencia.
El porqué de las desvinculaciones humanizadas
En tiempos de redes sociales, basta con un solo post viral o una mala reseña en Plataformas cómo Glassdoor o LinkedIn para dañar la imagen construida durante años. Las empresas líderes saben que la salida de un colaborador debe cuidarse tanto como su onboarding.
Esto significa implementar procesos donde la dignidad, la comunicación clara y el acompaña miento sean centrales. Un proceso de desvinculación bien diseñado no es solo un acto ético, sino una decisión de negocio: las marcas que invierten en cuidar su reputación en todo el ciclo del talento atraen mejores perfiles, retienen a los mejores y construyen círculos virtuosos de confianza.
Programas de outplacement: Más que un beneficio, una inversión estratégica
El outplacement ha evolucionado: No es solo ya un gesto de responsabilidad social, sino un verdadero blindaje reputacional y legal. Las empresas que ofrecen programas de recolocación a sus excolaboradores no solo mitigan riesgos emocionales y jurídicos, sino que también envían un mensaje poderoso al mercado y a sus propios equipos: “Aquí cuidamos de nuestra gente, incluso cuando ya no forma parte de la organización”.
Además, el retorno de inversión (ROI) de estas iniciativas es medible: reducción de demandas laborales, mejora en índices de recomendación, impacto positivo en encuestas de clima organizacional y fortalecimiento del vínculo con la comunidad profesional.
Por: Guadalupe Quezada M.
CEO en 4Work