El término transformación digital ha tomado fuerza en los últimos años, pero antes de hablar de como implementarlo y por dónde empezar, es importante entender el origen del término; concientizar su importancia y aplicación en la organización, así como en nuestra interacción diaria. Para ello, nos remontaremos al siglo XVII donde nace la Primera Revolución Industrial, suceso histórico en la humanidad, que tuvo como base incrementar la productividad humana, y como principal enzima el uso de la energía de vapor en sistemas mecánicos que eficientaron la producción.
Lo que antes se producía con herramientas simples, ahora la versión mecanizada lograba hasta 100X los volúmenes de producción. Un siglo después, llega la Segunda Revolución Industrial que nuevamente tiene como base la del siglo XVII, pero ahora se hace el uso de la energía eléctrica como principal componente, así como la aplicación de eficiencia en procesos de producción mediante procesos repetitivos, dando pie a la producción en masa desde compañías de carnes, hasta la industria automotriz; que dicho sea de paso que la inspiración de Henry Ford nace de un matadero de cerdo en Chicago.
Hasta este punto, estas dos revoluciones cambiaron y aceleraron de manera exponencial la forma de producción, traslado y un sinfín de procesos más, sin embargo, en el mismo siglo XX llega la Tercera Revolución Industrial, con la base de las dos anteriores, pero sin máquinas de producción y traslados eficientes. Aquí no se tiene como reto el manejo de información y automatización de estas máquinas ya creadas; de tal manera que el componente base de esta revolución es el uso de los primeros equipos computacionales, que dieron paso al mejor manejo de la información y comunicación, por lo que se les llama TICs (Tecnologías de la Información y Comunicación).
Alonso Santiago Tinajero
CEO de Bambú Mobile