Estrechando la diferencia entre lo utópico, lo real y el futuro.
En la primera parte, se enfatizó en el primero de los tres aspectos que debemos tratar desde una visión de responsabilidad social, a fin de fomentar un sentido económico que permita el crecimiento equilibrado y justo de las naciones, así como el fortalecimiento de los sectores más vulnerables, logrando además, la mitigación de varios de los problemas sociales y ambientales que aquejan nuestra realidad.
En esa primera parte hablamos de la globalización sustentable, un tipo de globalización que se enfoque en respetar la dignidad de la persona y en ser justo con el trato humano, ambiental y social, que escuche y entienda las necesidades de cada sector donde se desenvuelva y plante estrategias tropicalizables en beneficio de ese sector, logrando un equilibrio entre la sociedad, el medio ambiente y el beneficio económico.
Como siguiente paso, se explicarán los otros dos peldaños de esta triada de elementos, que beneficien en la construcción de un mejormañana: La Innovación responsable y la educación social.
Innovación Responsable
La innovación para el desarrollo económico debe ser una prioridad. Si se observa desde una perspectiva de responsabilidad social corporativa se vuelve indispensable. Innovar no es solo crear algo nuevo, significa retar a la mejora, tomar aquello que ya existe, analizarlo y darle nuevas aplicaciones. Innovar es trascender. Las economías que tienen más innovación, son también aquellas que han sabido encontrar un equilibrio y un nuevo modo de hacer las cosas.
Algunos creen que las innovaciones solo se pueden hacer en productos o servicios, y se cree que tiene que ver con alta tecnología, contrario a esto, la innovación es un referente en procesos, programas, métodos, políticas e ideas, teniendo en ellas la oportunidad de aportar en alto grado diferentes innovaciones. La responsabilidad social corporativa, entendida como una metodología que lleva al balance de la economía, el medio ambiente y la sociedad, es en sí una innovación.
Es precisamente innovación, lo que hace falta para cambiar la realidad que vivimos como sociedad. En ese sentido, es necesario proponer soluciones innovadoras en la manera de generar energía, desarrollando modelos de energías alternativas que pueden, sin lugar a duda, satisfacer las necesidades de movilidad y con ello quitar la hegemonía que por más de un siglo han tenido los hidrocarburos. Hace falta innovación en la forma de producción de alimentos, a fin de satisfacer el hambre que impera en el mundo, métodos de producción amigables con el medio ambiente, que utilicen menos recursos y con crecimiento sostenido de producción, sin sacrificar los campos y parcelas.
Los procesos de producción fueron innovadores a principios del siglo XX y la era de la industrialización de Henry Ford, pero esos modelos de producción empiezan a ser poco efectivos hoy en día, generando estrés a los operarios; el buscar nuevas formas de producción apoyados en tecnologías que hagan la vida más fácil y eficiente, son acciones que la innovación y la creatividad deben trabajar. Implementar modelos de permacultura, donde se aprovechen al máximo los recursos y se optimice la energía, generar entornos pacíficos y de armonía con el medio ambiente y de justicia social, seria innovador para la construcción de mejores mañanas. El sistema y modelo capitalista es otro aspecto que debe innovarse, dar paso a modelos
económicos más humanos y menos materialistas, que busquen en primera instancia el bienestar social, salvaguardar la dignidad de la persona y el fortalecimiento de las instituciones, promoviendo la creación de empresas que den empleos bien remunerados y sociedades sanas que vivan en armonía; sonará a utopía, pero se llama innovación.
Por: Dr. Alberto Valles Aguirre
Director General del Centro de Investigación, Desarrollo e Innovación Empresarial, CIDIEM