El síndrome del impostor

Afines del siglo pasado, un par de investigadores David Dunning y Justin Kruger, comentaban la noticia de que un asaltante había robado dos bancos en un sólo día y por insólito que parezca lo hizo sin cubrirse la cara, por supuesto no fue una sorpresa que lo aprendieran casi de inmediato.

Lo verdaderamente increíble es que la razón de no cubrirse el rostro fue que el asaltante hizo caso a los comentarios, que en broma, le habían dicho algunos amigos. Le habían hecho creer que si se frotaba la cara con zumo de limón sus razgos no serían identificables por un breve lapso, por lo que confiado en ese supuesto conocimiento se lanzó tras su meta delictiva.

Pasada la sorpresa de que alguien pudiera haber creído algo así, estos autores decidieron investigar formalmente la condición de hasta dónde la ignorancia puede llevar a alguien a no ser capaz de identificar su desconocimiento y a tomar decisiones erradas a partir de esto.

Percepción de conocimiento y desempeño En la investigación que realizaron, se le planteó a un grupo de personas una serie de tareas de diferentes ámbitos (humorismo, matemáticas y gramática) para después calificarlas de acuerdo con un criterio experto y determinar lo correcto de ese desempeño.

Antes de darles a conocer las calificaciones, se les preguntó su opinión sobre qué tan bien se habían desempeñado y cómo se juzgaban asimismos con respecto a su nivel de capacidad frente a los demás participantes de esas tareas (Kruger, J. & Dunning, D. 1999). Los resultados mostraron que las personas peor calificadas por los expertos, tendían a evaluarse mejor de lo que en realidad fue su desempeño. Este resultado llevó a considerar a los autores que tales personas no podían darse cuenta de que no tenían ese conocimiento o ese nivel de desempeño mínimo, es decir, ignoraban que ignoraban.

 Estudios posteriores señalan que existe un cierto proceso con diversas etapas que las personas atraviesan, respecto a su percepción de conocimiento y desempeño (Dunning, D. 2011). Los autores consideran que las personas que no conocen nada de un asunto, tema o realización de una tarea, son conscientes de dicha condición y su opinión es consecuente con respecto a su verdadero nivel (saben que no saben). No obstante, basta adquirir un poco de conocimiento para que algunas personas construyan una enorme confianza en sí mismas respecto a esa tarea que en realidad conocen poco, lo cual las coloca en la condición de sobrevalorarse, pues desconocen la dimensión de lo que no saben (no saben que no saben) (Sánchez, C. y Dunner, D. 2018).

Por: Mtro. Juan Carlos Gómez Balderas

Por: Mtro. Juan Carlos Gómez Balderas

Director General de Organización Excell.

ARTÍCULOS RELACIONADOS

Nuevo estudio de Thrust revela las fuerzas de cambio en la gestión del talento...
Revista Consultoría se ha dado a la tarea de buscar a las mejores empresas...
Las personas que buscan empleo podrán orientar su búsqueda hacia empresas medianas y grandes,...